La Unión Europea ha vuelto a retrasar la presentación oficial de la nueva normativa de emisiones Euro 7, muy esperada por los fabricantes que operan en los mercados europeos para cerrar las fechas de sus programas de electrificación. El cronograma fijado ahora retrasa la propuesta final de la regulación hasta julio de 2022, lo que ha generado preocupación entre los grupos de defensa y presión de la industria que reivindican una orientación clara para que sus miembros puedan planificar los cambios en sus estrategias.
Para los fabricantes de automóviles, la puesta en marcha de la nueva normativa de la Unión Europea de emisiones ha supuesto ya un primer estímulo para evitar las multas extremadamente cuantiosas que implica no cumplirlas. La Unión Europea ya está preparando una nueva normativa, Euro 7, que sustituirá en 2025 a las normas actuales Euro 6, vigente desde 2014. En ella se establecerán límites de emisiones mucho más bajos para los diferentes contaminantes como el monóxido de carbono (CO), los óxidos de nitrógeno (NOx) y las partículas finas, tanto en automóviles como en camiones de gasolina y diésel.
Esta nueva normativa es de vital importancia para los fabricantes de automóviles que operan en Europa, ya que implican cambios fundamentales en las tecnologías de propulsión. Los vehículos eléctricos y electrificados toman el protagonismo, mientras que se eliminan gradualmente los motores de combustión interna, con el objetivo de cumplir con los cada vez más estrictos estándares de emisiones. Esta nueva estrategia conlleva no solo el desarrollo de las tecnologías, sino cambios profundos en la cadena de suministro y en los procesos de producción de sus fábricas.
Con el objetivo de establecer unos límites de emisiones más estrictos y a la vez no perjudicar a la industria, la Comisión Europea encargó un estudio previo como base informativa para futuras evaluaciones. Cuando se propuso el primer borrador de la normativa Euro 7, en octubre de 2020, la Asociación Alemana de la Industria Automotriz (VDA) advirtió que podría significar la desaparición de los motores de combustión interna, diésel y gasolina, a partir de 2025. Según dijo Hildegard Müller, presidenta de la VDA "la introducción del estándar Euro 7 prohibirá de facto los automóviles con motores de combustión interna a partir de 2025". La asociación temía que los motores de combustión interna ya no sería competitivos, debido al elevado coste tecnológico y económico que supone cumplir con unos límites de emisiones muy bajos.
En pasado mes de abril, la VDA suavizó su postura tras la presentación de una versión revisada de la norma por parte del Grupo Asesor sobre Normas de Emisión de Vehículos (AGVES) que se encarga de hacer estas recomendaciones para la Comisión Europea. Así, la adopción final de las normas propuestas por parte de la Comisión Europea se fijó por primera vez para el cuarto trimestre de 2021. Posteriormente se trasladó al 5 de abril de 2022 y, a finales de enero, se trasladó de nuevo al 20 de julio. Después de su adopción, las reglas finales se establecerán mediante un proceso de "co-decisión".
Según publica Automotive News Europe, la portavoz de la Comisión Europea ha advertido que "es importante garantizar una preparación integral de esta propuesta. Con base al análisis realizado hasta ahora, la Comisión está trabajando para presentar una propuesta sólida para fines de julio". Además añadió que la Euro 7 es la primera propuesta de la Comisión que busca regular las emisiones de los automóviles de pasajeros, las furgonetas y lo camiones comerciales al mismo tiempo.
La respuesta de los grupos de presión
Los grupos de defensa de los fabricantes han respondido con cartas abiertas y documentos políticos para exigir que se publiquen cuanto antes las regulaciones Euro 7, lo que beneficiará a sus miembros y garantizará el impulso del "Acuerdo Verde" de la UE sobre la descarbonización.
La Asociación para el Control de Emisiones de Catalyst, en una carta abierta a Thierry Breton, el comisario europeo para el mercado abierto, asegura que este anuncio "es muy preocupante para nuestra industria europea de control de emisiones, ya que implicará más retrasos en el proceso de adopción de Euro 7, incluida su posible fecha de implementación". La asociación insta a Breton a que explique por qué se ha retrasado la fecha de presentación de la propuesta.
El grupo de defensa ambiental Transport & Environment se posiciona de manera similar en otra carta a la Comisión Europea fechada el pasado 2 de febrero. En ella expresa su preocupación por el aplazamiento de la Euro 7: "Retrasar la publicación de nuevos estándares de emisiones para vehículos obstaculiza inaceptablemente los esfuerzos de la Unión Europea para limpiar la contaminación atmosférica tóxica causada por el transporte por carretera". Dado que los trabajos para la información y preparación de la normativa ya han sido completados, T&E no ve justificación para tal retraso "más allá de la presión de la industria automotriz".
T&E insta a que las propuestas se hagan públicas a más tardar en la fecha prevista anteriormente, es decir, el próximo 5 de abril. Asegura que con el cronograma adoptado anteriormente aumentarán las posibilidades de que las nuevas reglas Euro 7 entren en vigor en 2025, tal y como estaba previsto, asegurando así que se "aplicarán al menos durante una década a los motores de combustión interna y al menos a un ciclo de producción de los vehículos que los montan, reduciendo así la carga de la nueva regulación sobre los fabricantes de automóviles".
La Asociación de Constructores Europeos de Automóviles (ACEA), que representa a los fabricantes de automóviles del Viejo Continente, dijo a finales de enero que esperaba que los legisladores "llegaran a un acuerdo rápidamente en 2022" para permitir "la claridad de la industria y el tiempo de espera necesario para futuros cambios de ingeniería y planificación". En un documento presentado por esta asociación en junio de 2021 aseguraba que con el cronograma anterior era posible establecer la fecha de la implementación de la Euro 7 para el 1 de septiembre de 2025, lo que le daría a la industria cuatro años para prepararse. Retrasar la publicación de las regulaciones Euro 7 no haría "factible" esa fecha.