El reciente informe publicado por Boldt y Avere examinó el progreso en la actitud de los fabricantes de automóviles que operan en Europa en relación con su interés por la adopción de los vehículos eléctricos. La conclusión del estudio indica que, aunque hubo cierta reticencia a ser el primero, ahora hay una mayor aversión a ser el último en introducir y promocionar los vehículos eléctricos.
El informe tenía como objetivo dar respuesta a dos preguntas relacionadas con las intenciones de los fabricantes europeos para dar el salto real a la electrificación o mantenerse en un terreno intermedio que depende de las normativas y de la demanda de los clientes. Las cuestiones que se plantea son: ¿La ambición de la industria está superando las exigencias y la hoja de ruta de las políticas gubernamentales? ¿Pasamos de un entorno impulsado por la regulación a un mercado conformado por la oferta y la demanda? Por lo tanto, ¿sigue siendo necesaria la intervención de los gobiernos?
Uno de los puntos más llamativos de este informe es que utiliza los datos publicados a finales de 2021, que pueden ser comparados con los del primer trimestre de 2022 para comprobar que en el comienzo de este año el mercado ha progresado incluso más de lo esperado. En el propio informe se cita a la consultora McKinsey que estima que "en el escenario acelerado más probable, la adopción por parte de los consumidores superará los objetivos reglamentarios establecidos por los legisladores: Europa alcanzará alrededor del 75 % de la cuota de mercado de vehículos eléctricos para 2030".
Los autores señalan que las naciones que dependen de la industria del automóvil y los grupos industriales que operan dentro de ellas están respaldando los movimientos dirigidos hacia la electrificación contra los que, en algunos casos, lucharon en sus inicios. Un ejemplo claro de estas intenciones iniciales son los grandes fabricantes de automóviles alemanes, que convencieron a los legisladores para suavizar las regulaciones en 2013. Sin embargo, Volkswagen busca mostrar su familia de coches eléctricos ID. de manera contundente, con una oferta muy extensa en electrificación, software, conectividad y servicios añadidos que probablemente superará los objetivos establecidos.
"Por lo tanto, al menos en parte de los actores industriales, la ambición y el ritmo parecen haber superado a los de los políticos europeos", concluye el informe. Más concretamente, el escenario parece dividido en dos grupos claramente diferenciados. La mitad de los fabricantes de automóviles tienen el objetivo de electrificarse antes de la línea de tiempo marcada por la política, mientras que aproximadamente la otra mitad mantiene la intención de apegarse a su modelo comercial establecido basado en motores de combustión, manteniéndolo según el ritmo de las decisiones e hitos políticos. "Las principales corporaciones automotrices que controlan múltiples marcas, en el momento de la recopilación de datos, tendían a dividir sus estrategias de electrificación", asegura el informe. El grupo de aquellos más reticentes son principalmente los fabricantes de automóviles japoneses los que no están completamente alineados con los objetivos de la Unión Europea.
El informe considera que los obstáculos que hasta ahora venía coartando la expansión de los vehículos eléctricos parece que están comenzando a debilitarse. Los vehículos eléctricos están experimentando una gran demanda y los compradores parecen estar menos preocupados por el precio y por autonomía y la velocidad de carga, que comienzan a verse como hándicaps que serán superados por los avances tecnológicos. Las materias primas para la producción de baterías serán el próximo factor limitante.
En las entrevistas mantenidas con los fabricantes de automóviles, la opinión dominante es que los vehículos eléctricos probablemente representarían más del 50 % del mercado de vehículos nuevos en Europa entre 2027 y 2030, y que los automóviles con motor de combustión tendrán una participación en las ventas de vehículos nuevos de menos del 20 %, y en una cantidad que se puede considerar ya irrelevante para 2035. En estas estimaciones se considera que habrá diferencias notables en la velocidad de adopción de la movilidad eléctrica entre los estados miembros individuales de la Unión Europea.
La mayoría de los actores creen que ya se ha superado un punto sin retorno y que la industria se ha involucrado en una fuerte competencia por la electrificación. Si bien para algunos fabricantes esto significa una carrera por ser los primeros, ya no queda nadie a quien no le importe estar entre los últimos: todos parecen haber entendido que eso supondría unos costes inasumibles y que el cambio hacia los vehículos eléctricos es ahora inevitable".
Los ambiciosos anuncios que los fabricantes de automóviles emiten en los últimos meses muestran que lo que existe ahora es una 'carrera hacia la cima', cuyo objetivo es asegurarse el liderazgo tecnológico y la mayor cuota de ventas en el mercado del futuro. Y es precisamente esta carrera la que está acelerando el ritmo.