El CES (Consumer Electronic Show) que cada año se celebra en Las Vegas ha venido a demostrar otro cambio en la industria el automóvil que también ha venido de la mano de su electrificación. Los coches han pasado de ser un medio de transporte a convertirse prácticamente en un gadget tecnológico, y esta feria es el lugar idóneo para mostrarlos, incluso antes que los clásicos salones del automóvil. La digitalización, basada en el empleo de grandes pantallas táctiles y la eliminación de los botones, y el software, se han convertido en un caballo de batalla fundamental para los fabricantes de coches, sobre todo para sus modelos eléctricos.
Hoy en día hay una auténtica carrera por implementar en los vehículos pantallas más grandes, con mejor visibilidad, repletas de funciones, que han provocado un cambio radical en el diseño interior de los vehículos, que han cambiado drásticamente. Lo que antes eran botones o interruptores dedicados prácticamente a realizar una única función, ahora han sido eliminados y reemplazados por funciones táctiles, lo que da como resultado el minimalismo de los salpicaderos de los coches actuales (eléctricos y no eléctricos). Pero, ¿qué es lo que realmente demandan los conductores y sus acompañantes?
La moda de las pantallas y el minimalismo
Cuando Tesla presentó el Model S (y luego el Model X) su gran pantalla táctil del salpicadero de 17 pulgadas y situada en posición vertical, se convirtió en un elemento diferencial no exento de polémica. Muchos consideraban temerario que se confiaran prácticamente todas las funciones del vehículo a ella.
Una pantalla táctil conduce inevitablemente a menús lo que obliga al conductor a leer en ella y por lo tanto a retirar la vista de la pantalla, aunque sea por unos milisegundos. A pesar de las funciones hápticas, estas solo se activan al pulsar sobre los botones, pero una pantalla no permite sentirlo físicamente para localizarlo. Esto puede parecer inocuo, pero si mirar un teléfono móvil mientras se conduce es peligroso, también lo es intentar hacer cualquier cosa en una pantalla.
También hay algunos argumentos estéticos e contra de las pantalla táctiles. Un ejemplo de ello, una vez más, es un coche eléctrico de Tesla. El Model 3 superó a su hermano mayor en cuanto a polémicas cuando el fabricante fue un poco más allá y eliminó la pantalla situada tras el volante para confiarlo todo a una única pantalla de 15 pulgadas horizontal en el centro del salpicadero. Un minimalismo quizás exagerado que se reduce a dos botones. El fabricante, lejos de cambiar de rumbo, ha decidido, en la siguiente generación del Model S y del X, retirar incluso las palancas de cambio del volante que accionan el modo de funcionamiento (PRND), los intermitente y las luces.
¿Era mejor con botones?
Antes de la llegada de la moda de las grandes pantallas táctiles, los coches tenían que conformarse con pequeñas pantallas informativas. Eso llevaba, en algunas situaciones, a salpicaderos repletos de botones por todas partes. El hecho de poner un botón físico no significa que el conductor sea capaz de memorizar donde está cada uno para llegar a él sin desviar la vista de la carretera.
El resultado es algo parecido a las pantallas táctiles. Buscar el botón correspondiente a cada función obliga al conductor a retirar la vista de la carretera y a buscarlo, con el consiguiente aumento de la probabilidad de un accidente. Por lo tanto, confiarlo todo a los botones tampoco parece la mejor solución.
La virtud está en el punto medio
Una vez más, como en otros muchos aspectos, es quizás la solución intermedia la que mejor funciona. La mayoría de los expertos coincide en que hay algunas funciones que deben quedar fuera de las pantallas del salpicadero por que se suelen usar con mucha asiduidad. Es el caso, por ejemplo, de los mandos de la climatización (al menos los fundamentales, como la temperatura) y otros controles básicos como el volumen del sistema de entretenimiento.
Hay una manera inteligente de diseñar el interior de un coche reuniendo lo mejor de ambos mundos. Los fabricantes lo saben y los compradores lo demandan. Antes de comprar un coche eléctrico es conveniente sentarse detrás del volante y comprobar si el diseño de sus mandos y sus pantallas nos convence o no.