La relación peso-potencia es, posiblemente, uno de los datos más importantes a la hora de analizar las prestaciones y las características de un coche. Por si sola, la potencia no arroja mucha información, aunque suele tener mucho peso a la hora de hablar del rendimiento de un coche. El peso es el mayor enemigo para todos. De nada sirve tener un coche muy potente si es excesivamente pesado. Con este argumento en mente, Dacia extrapola la relación al campo eléctrico. Su idea del coche eléctrico es radicalmente diferente a la de la mayoría de los fabricantes.
Al igual que con los coches térmicos estamos obsesionados con la potencia, en los eléctricos pasa con la autonomía. La ansiedad por el rango es algo que se debe combatir, aunque lleva tiempo. Los fabricantes se afanan por ofrecer eléctricos de larga autonomía que igualen los datos de cualquier coche térmico, pero resulta casi imposible. Para que un eléctrico sea capaz de recorrer 900 kilómetros sin parar a recargar, necesita una batería inmensa que echa por tierra cualquier argumento medioambiental a su favor. El coste de producción, la contaminación que genera su fabricación y el lastre de peso que supone son sus principales puntos débiles.
El vicepresidente de Ventas y Operaciones de Dacia, Xavier Martinet, tiene muy claro que los coches eléctricos son buenos para el medioambiente, pero no los actuales. Si echamos un rápido vistazo es fácil ver que pocos eléctricos reducen el tamaño de sus baterías por debajo de la franja de los 40 kWh. La mayoría dispara su capacidad por encima de los 50 kWh y en algunas ocasiones llegamos a ver cifras netas superiores a los 100 kWh. La cantidad de litio, minerales raros y la contaminación que produce su extracción son disparatadas. Poco beneficio tienen para el planeta.
La receta de Dacia es mucho más humilde y sostenible: coches eléctricos ligeros, con poca batería y asequibles. La ficha del Dacia Spring anuncia un peso en vacío de 1.045 kilogramos, el mismo peso que un utilitario de combustión normal y corriente. Su batería de 27,4 kWh de capacidad es pequeña y liviana. Gracias a ello el Spring se convirtió en spring en el eléctrico más sostenible del año pasado sobrepasando a otros nombres ilustres, como el Tesla Model S o el NIO ET7. Ese es el objetivo que persigue la marca rumana. Productos sensatos de coste asumible y medioambientalmente sostenibles.
Dacia dice que sus clientes recorren una media de menos de 50 kilómetros al día a una velocidad media inferior a los 30 kilómetros por hora. Con 45 caballos, una velocidad máxima de 125 km/h y una autonomía de 230 kilómetros, el Spring es capaz de suplir las necesidades de esos clientes. El mes pasado, el Dacia Spring fue el coche eléctrico más vendido en España a razón de un precio mínimo de apenas 20.000 euros. En nuestra prueba pudimos constatar que para el día a día es completamente solvente con todo lo que se le pueda pedir y encima con un coste de mantenimiento mínimo.
Sin embargo, tampoco podemos obviar que en los últimos 100 años de historia el automóvil nos ha permitido recorrer distancias más largas en un tiempo cada vez menor. Si bien el Spring es más que suficiente para el día a día, dejando a un lado cuestiones como la calidad o el equipamiento, afrontar un viaje de larga distancia con él resulta cuanto menos complicado. La industria debe buscar un equilibrio. No podemos tener eléctricos que pesen un cuarto de tonelada que son incapaces de neutralizar sus emisiones de producción. Dacia tiene su enfoque y le está yendo bien. Citroën también comparte esa mentalidad e incluso la NHTSA opina lo mismo aunque ellos lo hacen desde el punto de vista de la seguridad.