Cerca del 40% de los proveedores de baterías para los coches eléctricos de Tesla son empresas chinas, según un reciente análisis de Nikkei Asia en colaboración con Fronteo. Un dato que pone de manifiesto, una vez más, la fuerte dependencia que el sector de las baterías tiene de China.
China es el mayor productor de baterías de ion-litio del mundo. En cuanto a baterías para vehículos eléctricos, China acapara más de dos terceras partes de toda la producción mundial. La cuota de mercado es todavía mayor, superior a tres cuartas partes, cuando se añaden las baterías para dispositivos electrónicos de consumo (móviles, portátiles, tabletas, relojes inteligentes, etcétera).
La presencia de China es prácticamente ineludible en un sector importantísimo estratégicamente y cuya perspectiva para los próximos años dibuja una curva de crecimiento exponencial. Y el mayor fabricante de coches eléctricos del mundo, Tesla, tampoco puede escapar a su influencia. Según el análisis de Nikkei, el 39% de las 61 empresas implicadas en la cadena de suministro de "baterías de almacenamiento energético" de Tesla son de origen chino.
Para obtener estos datos, Nikkei ha trabajado con la empresa japonesa Fronteo, que utiliza un algoritmo de aprendizaje automático (machine learning) capaz de encontrar información con unas características específicas. Los datos se han obtenido a partir de información pública incluida en informes financieros de las compañías y comunicados de prensa. El algoritmo, que utiliza inteligencia artificial y ha logrado reconocer proveedores quinarios -es decir, que están a cinco pasos de Tesla en la cadena de suministros-, identificó 13.428 empresas diferentes que, a priori, participan en menor o mayor grado en la cadena de suministro de Tesla.
En dicho análisis hay más datos interesantes. Por ejemplo, el 40% de las 42 empresas dedicadas a la fundición no ferrosa, excluyendo fundiciones de aluminio, son chinas. Entre los 102 proveedores del grupo denominado "química inorgánica", el 33% son chinos.
La dependencia de Tesla de los principales proveedores se categorizó utilizando el Índice de Puntuación de Cuello de Botella de Fronteo, que mide el grado de dependencia de un proveedor específico por parte de un fabricante en una escala de 10 puntos, donde 10 representa la mayor dependencia. Según este estudio, entre las empresas chinas que resultaron ser proveedores vitales para Tesla se incluye Zhejiang Huayou Cobalt, que fabrica productos derivados del cobalto y que obtuvo una puntuación de 5,7. También Ganfeng Lithium, uno de los mayores productores de litio y sus derivados, con una puntuación de 6,8.
La compañía Novoray, un fabricante de compuestos inorgánicos, obtuvo una puntuación de 7,1. Novoray y Zhejiang Huayou Cobalt están bajo la influencia del gobierno de China, que posee el 9% y el 12% de sus acciones, respectivamente. Curiosamente, en el informe no se menciona a CATL, el mayor fabricante de baterías del mundo y con quien Tesla tiene uno de sus acuerdos más importantes en términos de volumen de negocio.
La batalla de las baterías en el tablero geopolítico
En términos generales, incluyendo no sólo las baterías, las empresas estadounidenses representan el 22% del total de proveedores de Tesla, mientras que las empresas chinas suponen el 17%. Y la fuerte dependencia de los proveedores chinos conlleva riesgos en el contexto actual.
Estados Unidos y China luchan por la hegemonía global en todos los ámbitos (económico, político y militar) y esto tiene implicaciones también en el sector del vehículo eléctrico y de las baterías. China controla mayoritariamente el suministro de los materiales esenciales como el litio, el cobalto o las tierras raras. En caso de tensiones con Estados Unidos, la cadena de suministro de los fabricantes podría verse afectada.
Sin ir más lejos, el pasado 1 de agosto, Beijing impuso controles a la exportación de galio y germanio, dos materiales utilizados en la producción de semiconductores. China, el principal proveedor mundial de los dos metales, ha impuesto restricciones en ocho productos derivados del galio y seis del germanio. Esta medida es una respuesta a las restricciones impuestas por Estados Unidos a las exportaciones a China de semiconductores de última generación.
La rivalidad entre Estados Unidos y China está llevando a ambos países a tomar medidas que reduzcan la dependencia del otro o dificulten su cadena de suministro. Un ejemplo es la Ley de Reducción de la Inflación estadounidense, que excluye de incentivos fiscales a los vehículos eléctricos cuyas baterías y/o sus minerales críticos provengan de China. En un primer momento, la exclusión afectaba también a la Unión Europea y Japón, dos socios amigos con los que la Administración Biden acabó llegando a un acuerdo.
Sin embargo, China no ha parado de comprar participaciones en minas de litio en todo el mundo. Aunque las mayores reservas están en Chile y la mayor parte de la producción mundial (el 80%) procede de Chile y Australia, es China quien procesa, refina y vende alrededor del 60% del litio que se comercializa en el mundo.
Para asegurarse el suministro de este material en los próximos años, la propia Tesla inauguró el pasado mes de mayo una refinería de litio en Texas. Las instalaciones, donde se han invertido más de 300 millones de euros, están diseñadas para producir litio suficiente para 1 millón de coches eléctricos en el año 2025.