Los cascos de ciclismo en la actualidad están viendo incrementar las diferentes tecnologías constructivas para dotar de una alta seguridad a sus usuarios (gran protección en caso de impacto) sin incrementar el peso ni perjudicar la correcta ventilación, dos características que parecen ser las más buscadas en un buen casco.
Antes de entrar de lleno a detallar los sistemas utilizados para aportar esa protección máxima, detallaremos las partes de las que consta, a modo genérico, un casco y sus sistemas constructivos.
¿Cuáles son las partes del casco?
- La capa interior suele estar realizada generalmente en poliestireno expandido EPS. Esta zona es muy importante ya que es la encargada de absorber el impacto (se aplasta). Podemos ver en algunas creaciones unas estructuras (a modo de esqueletos) para dotar de mayor rigidez al conjunto. Actualmente están apareciendo capas con sistemas constructivos diferentes que buscan ofrecer una protección en impactos del tipo rotacional, es decir, en el caso de que el casco se gire, y utilizan otros materiales como el Wavecel, Koroyd o KinetiCore que pasaremos a detallar en otro apartado.
- La carcasa es la parte exterior del casco y suele estar realizada en plástico tipo ABS, aunque cada vez toma más protagonismo el policarbonato e incluso la fibra de carbono, sin olvidar otros materiales minoritarios pero de gran compromiso entre ligereza y seguridad, como son el grafeno o la fibra de vidrio en los cascos integrales.
- El sistema de sujeción y retención está compuesto por cintas o correas, así como los sistemas de estructuras que permiten un correcto ajuste interno a nuestra cabeza, que se adapta a nuestro contorno gracias a un sistema de ruleta, utilizándose en los últimos tiempos los tipo Boa micrométrico. Los cierres de las cintas, por norma, suelen ser de hebilla tipo clip, aunque se están comenzando a popularizar las hebillas de imán tipo ‘fidlock’ muy fáciles de manipular, incluso con guantes.
¿Cómo se unen la carcasa y la parte interior?
Este aspecto marcó hace unos años un antes y un después a la hora de brindar seguridad (y, sobre todo, calidad constructiva) a los cascos. Describiremos los sistemas existentes aunque, todo hay que decirlo, es el In-Mold el más habitual:
- Pegado de la carcasa exterior con la capa interior, una fórmula en desuso que aún podemos encontrar en modelos de iniciación o de muy bajo coste: el envejecimiento prematuro, la poca ligereza y el débil comportamiento ante impactos son los problemas que presenta este tipo de solución.
- La tecnología In-Mold es la más utilizada en la actualidad: con ella se funde o fusiona la carcasa exterior en la fase de inyección de poliestireno EPS, creando así una forma mucho más rígida, resistente al impacto y extremadamente ligera.
- Tecnología Hybrid In-Mold: resultado de combinar los anteriores sistemas. Se utiliza en algunos modelos de carcasas múltiples, donde la más próxima al EPS se fabrica mediante la tecnología In-Mold y el resto se pegan entre sí. No es muy popular por su complejidad y elevado peso.
Tecnologías más destacadas para la protección de nuestras cabezas
En los últimos tiempos han aparecido diversos sistema de protección: con la mayoría de ellos se pretende aportar más seguridad en los golpes que se producen en el casco de forma oblicua. Y es que, tras estudios de diferentes marcas, se ha demostrado que la mayoría de los impactos no vienen de golpes ‘a 90º’ con nuestra cabeza. Además, suelen provocar que el casco gire o rote sobre nuestra cabeza, lo que hace que gran parte de las características de protección se pierdan. A continuación detallamos los sistemas más populares:
1. MIPS (Multi-directional Impact Protection System)
El impacto que sufre nuestro casco, generalmente directo, no se transmite a nuestro cerebro de la misma manera. Y es que este puede llegar a rotar y golpear dentro de nuestro cráneo, sufriendo daños irreversibles.
El sistema MIPS lo que hace es permitir cierta rotación de la parte interior del casco (una estructura plástica con acolchado, la cual tiene diferentes versiones) con respecto a la exterior, gracias a unos pequeños elastómeros, lo que permite minimizar dicho efecto.De esta manera se disminuye la probabilidad de daños cerebrales (dependiendo de los fabricantes, se habla de un incremento en la protección con respecto a cascos convencionales de hasta un 40%).
Esta idea surgió en 1996 de la mano del científico sueco Hans Von Holst y se probó en un casco por primera vez en el año 2000, saliendo a la venta en un casco en 2007. Decir que no es una tecnología exclusiva de ninguna marca, pudiendo ser utilizada por quien lo desee.
2. KOROYD
Este material es el resultado de la unión en un proceso térmico de miles de ‘tubitos’ de un copolímero, consiguiendo unos resultados de absorción de impactos y de transpiración inmejorables (según el fabricante superiores al EPS).
Se puede utilizar como revestimiento interno al completo o insertado en diversas zonas del propio acolchado EPS. Comentar que es compatible con la tecnología MIPS ya que, como decíamos, el Koroyd sustituye a la espuma EPS.
3. KINETICORE
Este sistema es de los más modernos y es exclusivo de la marca alemana Lazer. La habitual espuma EPS integra un diseño específico que protege tanto de los impactos directos como de los rotacionales: y es que gracias a unos exclusivos bloques de espuma EPS, denominados ‘zonas de deformación controlada’, que se deforman en caso de impacto, tienen la capacidad de absorber la energía.
Su capacidad, según el fabricante, es muy superior a un interior convencional de EPS. El peso del sistema es inferior al MIPS y la ventilación, en palabras del fabricante, mejor...
4. WAVECEL
De concepción similar al Koroyd, este material exclusivo de Bontrager (marca perteneciente a Trek) es una especie de estructura de celdas plegables y que viene a sustituir la habitual espuma de EPS (lo que también significa que se puede combinar con el MIPS).
Su absorción es máxima al flexar en un primer momento, deformarse a continuación y llegando incluso a desplazarse para alejar la energía del impacto de la cabeza.
¿Cómo se mide la seguridad en un casco?
A día de hoy, el laboratorio Virginia Tech Helmet Rating (en Blacksburg, Virginia - USA) se ha postulado como la referencia a la hora de valorar la seguridad que aporta un casco. La valoración de cada casco se establece con estrellas, siendo 1 la mínima valoración y 5 la máxima.
Cada STAR (estrella) significa la ‘Suma de Pruebas para el Análisis de Riesgo’ (Summation of Tests for the Analysis of Risk) y esta puntuación se calcula en función del rendimiento de un casco en una serie de pruebas de impacto. Las condiciones de impacto son específicas de cada deporte (analizan cascos de diferentes disciplinas, no solo de ciclismo) e incluyen la amplia gama de impactos en la cabeza que es probable que experimenten los atletas.
Digamos que cada estrella (STAR) se basa en dos parámetros fundamentales:
- Las pruebas se valoran según la frecuencia con la que las personas experimentan impactos similares.
- Los cascos que mejor reducen la aceleración lineal y rotacional de la cabeza reducen el riesgo de lesiones.
En este laboratorio tienen muy en cuenta la protección ante los posibles daños cerebrales que conllevan los fuertes impactos pero, ¿cómo se mide el riesgo de conmoción cerebral? Pues a partir de la ‘aceleración lineal máxima y la velocidad de rotación’ para cada prueba. Y esto lo simulan mediante el uso de una torre de caída diseñada para imitar los accidentes de bicicleta del mundo real.