Flotas electrificadas, la clave de la transición verde

La electrificación de las flotas profesionales es una oportunidad para reducir emisiones, mejorar la competitividad empresarial y avanzar hacia un futuro más sostenible y rentable.

coches de empresa
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04/02/2025 14:20
Actualizado a 04/02/2025 14:24

Las flotas profesionales o ‘coches de empresa’ suponen un porcentaje importante del parque móvil en España. Su electrificación no solo es un ejemplo para el consumidor particular, sino que, además, puede marcar una gran diferencia en el proceso de transformación ecológica. En España -a diferencia de países como Noruega, que lidera esta transición, o Bélgica, donde impulsan la adopción de los trabajadores mediante beneficios fiscales- vamos rezagados en este aspecto, lo que no solo pone en riesgo los compromisos climáticos, sino que también reduce la competitividad de las empresas en un mercado global que avanza rápidamente hacia la sostenibilidad.

El vehículo eléctrico está cada vez más presente en nuestras ciudades, pero, a diferencia de los particulares, las empresas parecen estar avanzando a un ritmo más lento en su adopción. Flotas de mensajería y reparto, vehículos para libre disposición de técnicos o comerciales y, también, los coches de empresa otorgados como beneficio para el libre uso de los profesionales…

En 2024, casi un 37% de las nuevas matriculaciones fueron vehículos adquiridos por empresas. Si a eso le sumamos los alquiladores (otro 18%), el parque móvil (al menos el nuevo) que gestionan es importante. Sin embargo, aunque cada vez más las grandes compañías hacen gala de incluir el VE en sus estrategias de sostenibilidad y de compromiso con los objetivos climáticos, la realidad es que en España (como en Alemania o Francia) vamos bastante rezagados en este aspecto.

La electrificación de las flotas profesionales es fundamental para crear un impacto medioambiental realmente relevante, ya que, al estar compuestas por vehículos de uso intensivo y de mayor tamaño en general, cambiar los motores de combustión por eléctricos contribuye más a la reducción de las emisiones de CO2, lo que tiene un impacto directo en la calidad del aire que se puede notar especialmente en zonas urbanas.

En España, el Gobierno parece estar practicando con el ejemplo, y una sustancial mayoría del Parque Móvil del Estado (que incluye vehículos de representación y para el uso de funcionarios públicos) es ya híbrido, híbrido enchufable o puramente eléctrico. El grueso del tejido empresarial, sin embargo, se mueve lentamente hacia esta transformación.

La transformación verde de las flotas no solo es un compromiso ambiental, sino también una forma de promover e impulsar la rentabilidad empresarial. Si bien es necesaria una inversión inicial y el coste de los vehículos eléctricos es más alto, su coste operativo es considerablemente menor, y a medio plazo se pueden conseguir ahorros relevantes en combustible y mantenimiento, ya que los motores eléctricos son más simples y duraderos que los de combustión interna.

No siempre es obvio, sin embargo, realizar este traspaso, sobre todo si hablamos de empresas no tan grandes. La falta de infraestructuras y puntos de recarga es otra de las barreras, tanto dentro de las propias instalaciones (lo que puede conllevar un coste adicional) como en el resto de la ciudad, donde es necesario que haya estaciones de recarga ultrarrápidas. En este contexto es fundamental que las administraciones locales contraten de manera más directa con operadores y fomentar la interoperabilidad entre redes de carga públicas y privadas, que garantizará el acceso a las flotas.

Optar por vehículos eléctricos puede generar ahorros a largo plazo y reducir la dependencia de combustibles fósiles, cuyo precio es volátil. Y no solo eso, sino que, más pronto que tarde, las empresas se verán obligadas a ello por la regulación europea, que está endureciendo las normas de emisiones con multas millonarias para quienes las incumplan. Además, las zanahorias en forma de incentivos fiscales hacen que los vehículos eléctricos sean cada vez más atractivos para las empresas, mientras que continuar con las flotas anteriores llegará a constituir una carga.

Es hora, por fin, de que las empresas adopten su papel en la transición energética. Con el apoyo adecuado y un compromiso firme, la electrificación de las flotas será un pilar esencial en la construcción de un futuro más limpio y equitativo. Porque la electrificación de las flotas profesionales no solo es una oportunidad para reducir las emisiones, sino también una estrategia para que las compañías sean más competitivas y sostenibles.

El camino hacia su electrificación puede parecer complicado, pero los beneficios superan con creces los costes. Al adoptar un modelo sostenible, las empresas no sólo aseguran su futuro, sino que también contribuyen a un planeta más saludable para todos.