Esta batería de ‘papel’ barata, segura y potente acabará para siempre con todos los inconvenientes de las de litio

La startup Flint, con sede en Singapur, desarrolla una batería ecológica fabricada con materiales 100% sostenibles: celulosa extraída de plantas, electrolitos hidrosolubles y metales.

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La batería de celulosa emplea materiales no inflamables y abundantes.
03/06/2025 08:30
Actualizado a 03/06/2025 08:30

En plena transición hacia fuentes de energía más limpias, la búsqueda de soluciones que combinen seguridad, eficiencia y sostenibilidad es más urgente que nunca. En este contexto, la startup singapurense Flint ha desarrollado una batería de papel que promete ser más segura y económica que las tradicionales baterías de iones de litio, sin renunciar a una densidad energética comparable.

Desde sus inicios, Flint ha apostado por repensar por completo el sistema de baterías. La idea es ambiciosa: crear una batería que, utilizando una combinación de energías renovables, sea capaz de almacenar más de 220 Wh/kg. Según la propia compañía, su tecnología alcanza una densidad energética de 226 Wh/kg, un valor que se sitúa dentro del rango de las baterías de litio existentes en el mercado.

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Flint planea comenzar la producción de una batería piloto este año.

No solo potencia, también vida útil y seguridad

Este dato resulta especialmente relevante para la industria del vehículo eléctrico, ya que la capacidad energética es uno de los factores determinantes en su autonomía y rendimiento. Pero no es la única ventaja que aporta.

Uno de los principales atractivos de esta batería es su ciclo de vida. A diferencia de otros diseños de baterías de papel, limitados por su corta duración y uso único, Flint asegura que sus baterías recargables tendrán un ciclo de vida comparable al de las tecnologías tradicionales. Este aspecto es crucial, ya que garantiza que puede competir en condiciones reales de uso prolongado, ofreciendo a los propietarios de vehículos eléctricos una solución fiable y duradera.

La escalabilidad de la tecnología es otro punto fuerte del proyecto. A menudo, las innovaciones que parecen revolucionarias en el laboratorio se enfrentan a enormes desafíos a la hora de producirse en masa. Consciente de ello, Flint ha diseñado su batería desde cero para que pueda fabricarse mediante los mismos procesos de producción utilizados actualmente para las baterías de litio.

Esta estrategia de “pensar en la producción desde el inicio” podría facilitar la transición del laboratorio a la realidad comercial en un plazo razonable, abriendo la puerta a una nueva generación de baterías sostenibles.

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Esta batería aprovecha materiales más sostenibles para que pueda reciclarse y compostarse al final de su vida útil.

UN nuevo concepto a la hora de crear una batería

El origen de Flint es tan interesante como su tecnología. La empresa nació de la inquietud de un grupo de científicos, tecnólogos, diseñadores e innovadores que se cuestionaron el porqué la mejor herramienta de la que disponemos para alimentarnos de energía es tan dañina para el planeta. Esta reflexión llevó al equipo, liderado por su fundador y director ejecutivo, Carlo Charles, a replantear todo el concepto de batería. En lugar de limitarse a mejorar la tecnología existente, decidieron desarrollar una fórmula completamente nueva basada en ingredientes renovables y fácilmente reciclables.

La clave de esta nueva química reside en la celulosa, el material vegetal estructural empleado en la fabricación del papel. En la batería de Flint, la celulosa se utiliza como medio para la transferencia de iones entre el ánodo y el cátodo, lo que permite reemplazar elementos problemáticos como el cobalto y el litio por metales de menor impacto ambiental, como el zinc y el manganeso. Esta sustitución no solo reduce el coste y el impacto ecológico de la batería, sino que también mejora su capacidad de reciclaje, un factor determinante en un mundo cada vez más consciente de la sostenibilidad.

Además, el uso de celulosa confiere a la batería una estructura versátil y flexible. Esta característica abre la posibilidad de diseñar baterías en diferentes formas y tamaños, adaptándose a las necesidades específicas de cada dispositivo o vehículo. En lugar de obligar a los fabricantes a diseñar vehículos en torno a un bloque de batería estandarizado, esta flexibilidad permitirá optimizar el espacio y mejorar la integración de la batería en el diseño del vehículo, algo especialmente relevante en el competitivo mercado de los coches eléctricos.

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En caso de incendio, la batería de celulosa se degradará naturalmente sin provocar fuego ni explosiones.

En cuanto a los costes, Flint tiene grandes expectativas. La compañía estima que, a largo plazo, podrá fabricar estas baterías por aproximadamente 50 dólares/kWh, lo que representa menos de la mitad del coste promedio de las baterías de iones de litio en 2024. Este ahorro potencial se debe al uso de materiales sostenibles y metales abundantes, cuya extracción es más sencilla y económica en comparación con los materiales tradicionales. Este factor económico podría impulsar la adopción masiva de esta tecnología, al reducir significativamente el coste global de los vehículos eléctricos y el almacenamiento de energía a gran escala.

La seguridad es otro pilar fundamental de la propuesta de Flint. Las baterías de celulosa están diseñadas para ser significativamente más estables que las de litio. Utilizando electrolitos a base de agua, que son estables y no tóxicos, la batería está formulada para prevenir el sobrecalentamiento, las chispas y, en última instancia, las explosiones.

Según la empresa, incluso en situaciones extremas, como ser expuesta a una llama abierta o sufrir daños físicos, la batería puede continuar funcionando brevemente y, tras su degradación, no provocará ningún evento catastrófico. Además, la estabilidad de la batería facilita la extracción y reciclaje de los metales, mientras que el resto de los componentes se degrada de forma natural en el suelo, sin causar daño ambiental.

La batería de papel real

La transición desde el laboratorio hasta la producción en masa es uno de los mayores desafíos en el campo de la innovación tecnológica. Sin embargo, la empresa ha demostrado su compromiso al cerrar una ronda de financiación inicial de 2 millones de dólares a finales de 2024. Estos fondos se destinarán a la expansión comercial, el desarrollo de propiedad intelectual y la puesta en marcha de un programa piloto de producción previsto para 2025.