La expansión del mercado de los vehículos eléctricos en Europa debe ir acompañado de un ecosistema completo basado en normativas que regulen cada uno de los sectores que la forman. Entre ellas, la Unión Europea está trabajando en una nueva regulación que supervisará el ciclo de vida de las baterías. La normativa velará por el control desde su diseño original, hasta su tratamiento como residuo final.
Las baterías son un componente crítico en los vehículos eléctricos. Sin embargo, hasta ahora, las regulaciones solo afectaban a la seguridad durante su uso y a su posterior reciclaje o eliminación. Ahora, la Unión Europea quiere controlar el conjunto de procesos y actividades que comprenden su ciclo de vida completo, desde su diseño, pasando por su fabricación, uso, reutilización, reciclaje y residuo.
El pasado viernes 10 de diciembre el Consejo y el Parlamento Europeo acordaron la puesta en marcha de una nueva normativa que reforzará las normas sobre producción, trazabilidad, reciclado y tratamiento de los residuos de las baterías. Por el momento, el texto es provisional y tendrá que ser aprobado por ambas partes para que entre en vigor.
Calendario de aplicación
La ley requerirá que los fabricantes de baterías identifiquen, prevengan y aborden una amplia gama de problemas, que van desde la contaminación del agua hasta los derechos de la comunidad. Cuando el acuerdo se formalice, establecerá una serie de normas que deberán comenzar a cumplirse en 2024.
A partir de ese momento los fabricantes tendrán que declarar las emisiones de CO2 generados por sus baterías a lo largo de todo su ciclo de vida. El libro de ruta pasará la puesta en marcha de un sistema de etiquetado en 2026 y por la prohibición de la venta de baterías consideradas demasiado contaminantes a partir de 2027.
La normativa tratará de acercar la economía circular al mercado de las baterías, de manera que deberán incluir una cantidad cada vez mayor de metales procedentes del reciclaje. En 2031, el porcentaje requerido se fijará en 16 % para cobalto, el 6 % para el litio y el 6 % para níquel. El acuerdo también prevé la necesidad de disponer de un certificado en el que se indique claramente la composición química de la batería.
Los objetivos de la nueva normativa
Si bien se menciona como objetivo principal el control del ciclo de vida total de la batería, Europa menciona varios propósitos con la implementación de estas nuevas normas. Entre ellos está el refuerzo de la competitividad de las baterías Europeas. Para ello, las medidas descritas se aplicarán tanto a las que se fabriquen en Unión Europea como a las importadas.
Este aumento de la competitividad tendrá como fin último que el mercado europeo represente el 25 % de la producción mundial en 2030, ocho veces más de los que es hoy en día. De esta forma se eliminará la dependencia total dependencia actual de los países asiáticos, en concreto China y Corea, que son los suministradores de la mayoría de las baterías de los vehículos eléctricos que hoy se comercializan en Europa.
Las ventas de vehículos eléctricos aumentan mes a mes, una tendencia no se va a revertir. La oferta y la demanda seguirán aumentando durante los próximos años. Al mismo tiempo, se intensifican las restricciones sobre los vehículos de combustión, hasta el punto de que su venta quedará prohibida en el Viejo Continente en 2035, siempre y cuando no medie un aplazamiento.
En este escenario, esta nueva regulación es crucial para garantizar que la producción de baterías sea lo más limpia y segura posible y debería ayudar a hacer más accesible la movilidad eléctrica.