Estando actualmente en el punto más cercano a la máxima eficiencia que les es posible alcanzar, a los motores diésel no parece quedarles otro futuro que protagonizar una muy pequeña parcela de mercado, representada, en su mayoría, por vehículos industriales.
El auge de la tecnología eléctrica en los automóviles de turismo, unida a las cada vez más férreas medidas contra este tipo de motores, han hecho que muchos fabricantes acaben de dar la espalda, casi por completo, el diésel. BMW, a pesar de haber sido uno de los que más ha apostado por esta tecnología en décadas pasadas, también está entre ellos.
Así lo ha declarado Frank Webber, Director de Desarrollo de la marca, en una conversación mantenida con BMWBlog a principios de este año. En ellas, el directivo alemán dejó claro que la marca seguiría invirtiendo en tecnología térmica, pero no al nivel de años atrás, Algo que tendrá su correspondiente efecto en la gama de la marca, pues habrá menos motores diésel a la venta con cada año que pase, y a su vez menos versiones de cada uno de estos motores.
Este tipo de decisiones se ha jorjado en base a una innegable realidad que las matriculaciones en Europa se encargarn de demostrar. El pasado año se vendieron ya más coches eléctricos puros que diésel. El coche más vendido de Europa, de hecho, es 100 % eléctrico (el Tesla Model Y).
Y es que, uno de los grandes reclamos que siempre han tenido los motores diésel como ventaja es el contenido consumo medio que son capaces de lograr, con el correspondiente y contenido gasto diario que ello conlleva. Pero aquí, lo cierto es que es el eléctrico el que de verdad propone un ahorro significativo, pues en muchos casos puede llegar a ser de unos pocos céntimos al día.
En este artículo profundizamos de manera detallada acerca de cuánto se tiene, realmente, que recorrer para llegar a amortizar la diferencia de precio de un coche eléctrico con respecto a un diésel, un eléctrico o un híbrido.
No es el coche eléctrico, realmente, el que se está encargando de reducir las ventas de coches propulsados por motor diésel, sino que el tipo de coche que de verdad está ahogando a los alimentados por gasóleo es el híbrido. Y es que, por facilidad de uso, se trata de un tipo de coche que se adapta de la misma manera a las necesidades de aquellos que antes compraban diésel. Además, la ventaja del consumo que tenían los motores diésel en autovía está desapareciendo gracias a sistemas cada vez más depurados. Este es un ejemplo de ello.
Por contra, la eficiencia en entornos urbanos y la periferia de las grandes ciudades en los coches híbridos no se puede combatir, pues en este tipo de circunstancias prácticamente cualquier híbrido de tamaño compacto es capaz de arrojar consumos en el entorno de los 5 litros, si no por debajo.
Sea como fuere, lo cierto es que aunque BMW no acabará de eliminar la oferta de esta tecnología de su gama al completo, hay otras que sí lo han hecho. Volvo, por ejemplo, está determinada incluso a dejar de usar motores de gasolina.
Mercedes, por contra, está dando una última oportunidad al motor diésel tratando de hacer ver al público que formando parte de un esquema híbrido enchufable, puede tener mucho sentido. La realidad, sin embargo, es que no funcionan comercialmente igual de bien que aquellos esquemas híbridos en los que un motor de gasolina es el protagonista.