El mercado de lujo tiene ciertas peculiaridades que lo distinguen del mercado normal, el de la gente de a pie. Hay algo en lo que coinciden ambos y es que, de vez en cuando, aparecen productos que generan mucha expectación y sus clientes van como locos detrás de ellos.
Es lo que parece estar pasando con el Range Rover eléctrico. El primer vehículo de la marca británica ha sido todo un desafío técnico, según palabras de la propia marca, pero quizá merezca la pena teniendo en cuenta el éxito que está teniendo antes siquiera de presentarlo.
En febrero, un par de meses después de mostrar muy sutilmente unas imágenes del vehículo durante su etapa de pruebas, JLR (Jaguar Land Rover) afirmó que el Range Rover EV estaba "generando un gran interés". Por entonces tenía 16.000 pedidos. En junio, durante su Día del Inversor, la compañía dijo que las reservas se habían más que duplicado, llegando a más de 38.000. Y siguen subiendo.
Estamos en agosto y el interés por el Range Rover eléctrico sigue creciendo. Según la propia marca, ya tienen más de 42.000 reservas, y eso que ningún cliente ha visto todavía el vehículo al completo ni se conocen sus prestaciones con detalle, ni tampoco su precio.
La parte que puede resultar tranquilizadora es que, según las pocas imágenes que tenemos por ahora, el diseño del eléctrico será prácticamente igual que cualquier otro Range Rover.
Hay otra clave en esta historia y es que desde JLR aseguran que el primer Range Rover eléctrico será un "verdadero Range Rover", con la capacidad todoterreno habitual, un lujo de primer nivel y, por supuesto, esa capacidad para viajar por carretera como si fuese una alfombra mágica voladora.
El director de operaciones de JLR ha asegurado que el eléctrico tendrá las mismas "sensaciones de conducción" que hacen del Range Rover lo que es. "Si tienes los ojos cerrados, no debería importar si es un V8, un seis en línea o un eléctrico". Aunque el conductor de un Range Rover no percibe mucho ruido ni vibraciones, el refinamiento y el aislamiento del exterior están más garantizados que nunca con el eléctrico.
Y aunque la mayoría de sus clientes no someten los coches a grandes esfuerzos en el campo, el Range Rover eléctrico será capaz de vadear 850 mm de agua sin ningún problema y tendrá un nuevo control de tracción mucho más sofisticado y eficaz. En lugar de tener un control de tracción convencional, el Range Rover EV controla el deslizamiento de las ruedas de manera individual, lo que reduce el tiempo de reacción del par en cada rueda de unos 100 milisegundos a apenas 1 milisegundo. El objetivo es mejorar la motricidad en todas las superficies y en cualquier circunstancia. Este sistema trabaja junto con los sistemas de control de estabilidad y el resto de tecnologías 4x4 a las que ya nos tiene acostumbrados Land Rover.
De momento, se conocen pocos detalles más sobre este modelo. Dados el tamaño del vehículo y las prestaciones requeridas, se le presupone una batería de gran capacidad, superior a 100 kWh, y un precio que no será inferior a los 150.000 euros, que es el precio de partida del Range Rover SE P460e híbrido enchufable con batalla normal.