En muchas ocasiones, los medios denominamos a los coches eléctricos “coches verdes” o “vehículos limpios”, provocando así la idea de que un coche eléctrico no contamina. Y ojo, no lo hace durante su funcionamiento a lo largo de los años, ya que no emite CO2.
Pero tanto la fabricación de un coche eléctrico como su retirada -una vez cumplido su ciclo de vida- sí tiene consecuencias para el medio ambiente. Sin ir más lejos, la extracción de las materias primas que componen su batería y su almacenaje posterior sí pueden contaminar el suelo o los yacimientos acuíferos.
Las baterías de los coches eléctricos, en busca de una menor huella de carbono
La UE lo sabe desde hace años.Y por eso, ya en agosto de 2023, aprobó una nueva Ley, el Reglamento EU 2023/1542, para tratar de garantizar la mayor duración de las baterías para los coches eléctricos y, sobre todo, que estas generen una menor huella de carbono en el medioambiente.
Pero, ¿qué es exactamente la huella de carbono? Se llama así al volumen total de gases de efecto invernadero que producen las actividades económicas y cotidianas del ser humano.
Reducir la huella de carbono de las baterías pasa, de inicio, por mejorar los procesos de fabricación y su composición; de forma que las baterías contengan menos elementos contaminantes -litio, cobalto, níquel- o que, si los incluyen, estos minimicen sus efectos ambientales o incluso sociales derivados de su extracción.
Pero, por otro, la reducción de la huella de carbono también pasa por alargar la vida útil de las baterías y, también, por aumentar la posibilidad de reciclar la mayoría de sus componentes.
De esta forma, y según el citado Reglamento, a finales de 2025, todas las baterías de litio -aquellas que llevan los coches eléctricos y ojo, también los híbridos enchufables- deberán poder ser recicladas hasta en un 65% de su peso medio. Un porcentaje que deberá aumentar hasta el 70% antes del final de 2030.
Y para 2027, las baterías contarán con su propio pasaporte
Pero 2025 no será más que el inicio para una regulación, cada vez mayor y en busca de la sostenibilidad, de las baterías de los coches eléctricos.
Ya en 2026, está previsto que las baterías a la venta en Europa contengan etiquetas con información sobre su huella de carbono. Pero será en 2027 cuando llegue la herramienta más completa para asegurar la sostenibilidad de estos componentes: el 18 de febrero de ese año será la fecha límite para que cualquier batería cuente con su pasaporte.
Este pasaporte de baterías -todo lo que debes saber de él- será un documento digital que se vinculará al número de chasis o código VIN del vehículo y que proporcionará hasta 90 datos de su batería.
Estos datos se dividirán en varias categorías: información general de la batería y el fabricante, especificaciones técnicas, rendimiento y garantía, materiales y composición…
Pero los datos más relevantes para el medioambiente contenidos en ese pasaporte serán aquellos relativos a la huella de carbono de la batería.
Así, cada pasaporte deberá aportar toda la información referente a la trazabilidad de los materiales que conforman su batería;de forma que se asegure su procedencia, la sostenibilidad de su extracción o incluso si son reutilizados o no.
No será la única medida aplicada por la UE durante los próximos años. Así, desde el medio francés Autoplus indican que en los próximos años la UE también regulará la eficiencia de las baterías, así como su seguridad y, sobre todo, su durabilidad.
De esta forma, se prevé que la UE imponga a medio plazo que las baterías de los coches deban poder utilizar al menos el 72% de su capacidad inicial una vez hayan transcurrido ocho años o se hayan recorrido 160.000 km. Una exigencia que se impondrá, con el transcurso de los años, a 200.000 km y/o 10 años de uso.