La madera ha sido uno de los materiales más utilizados en la construcción a lo largo de la historia. Aunque el acero, el hormigón y el hierro han marcado avances importantes, la madera sigue siendo fundamental en muchas regiones del mundo. En países como Japón, Escocia y Estados Unidos, más del 60% de las nuevas viviendas se construyen parcial o totalmente con este material.
Sin embargo, en muchas regiones, la madera aún se asocia incorrectamente con proyectos de baja calidad o presupuestos limitados. Las nuevas tecnologías de construcción han roto con este estigma, permitiendo que se levanten edificios de hasta 24 plantas y más de 70 metros de altura en diversas partes del mundo. Esta evolución ha transformado la percepción de la madera como un material de vanguardia.
El crecimiento poblacional proyectado para 2050, según datos de la ONU, implica un aumento del 25%, lo que generará una fuerte demanda de recursos, incluida la vivienda. El Banco Mundial estima que, para 2030, el déficit habitacional mundial podría alcanzar los 240 millones de unidades, lo que plantea un reto urgente para el sector de la construcción. Este desafío requiere soluciones que no solo satisfagan la demanda, sino que también minimicen el impacto ambiental.
El sector de la construcción es responsable de aproximadamente un tercio de los residuos mundiales y de un 36% del consumo de energía a nivel global, además de ser una fuente del 39% de las emisiones de CO2. El uso de materiales con baja huella de carbono, como la madera, es esencial para reducir estas cifras y avanzar hacia un modelo de construcción más sostenible.
Entre los beneficios medioambientales de la madera destaca su capacidad para ser renovable y reciclable. Si los bosques se gestionan de forma sostenible, la madera puede convertirse en un recurso prácticamente ilimitado. Además, el procesamiento de la madera requiere menos energía que otros materiales como el acero o el hormigón, lo que contribuye a una reducción significativa de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Un aspecto clave es la capacidad de la madera para absorber carbono a lo largo de su vida útil. Mientras que una tonelada de madera genera solo 33 kilos de emisiones netas de CO2, la misma cantidad de cemento produce 264 kilos y el acero genera 694 kilos. Esta diferencia en las emisiones permite que los edificios construidos en madera tengan una huella de carbono considerablemente menor.
Además, la construcción en madera reduce la generación de residuos y permite acelerar los tiempos de ejecución, lo que repercute en una disminución de los costos. Su capacidad como aislante térmico es otro de sus puntos fuertes, lo que la convierte en una opción óptima para mejorar la eficiencia energética de las edificaciones.
La flexibilidad y ligereza de la madera la hacen ideal para resistir movimientos sísmicos y reducir el tamaño de los cimientos. Este material puede aislar el calor seis veces mejor que el ladrillo, 15 veces más que el hormigón y 400 veces más que el acero, lo que proporciona importantes ahorros energéticos.
Contrario a las creencias populares, la madera también tiene una gran resistencia al fuego, especialmente en piezas de gran volumen. En muchos casos, tarda más tiempo en colapsar que las estructuras de acero, lo que la convierte en una opción segura para construcciones de gran altura.
Finalmente, su capacidad para permitir faenas secas acelera los proyectos y reduce los costos, optimizando los procesos constructivos. Esta velocidad de ejecución, combinada con los menores impactos ambientales, hace que la construcción en madera sea una alternativa altamente competitiva.
¿Crees que no es posible construir grandes edificios en altura?
A continuación, te presentamos los cinco edificios más altos del mundo construidos en madera. Estos edificios no solo son ejemplos de innovación arquitectónica, sino que también demuestran que la madera es una solución viable y sostenible para la construcción de grandes estructuras:
5. Brock Commons Tallwood House (Vancouver, Canadá)
Con 53 metros y 18 plantas, este edificio residencial fue uno de los primeros rascacielos de madera en el mundo. Su estructura híbrida, que combina un núcleo de hormigón con pisos y paredes de CLT, abrió el camino para futuras construcciones en altura de madera.
4. Sara Kulturhus (Skellefteå, Suecia)
Este centro cultural y hotel de 80 metros y 20 plantas destaca por su uso casi exclusivo de madera contralaminada. En Suecia, pioneros en este tipo de construcciones, este edificio marca un nuevo estándar en sostenibilidad y eficiencia.
3. HoHo Tower (Viena, Austria)
Con 84 metros y 24 plantas, la HoHo Tower utiliza una estructura híbrida de madera y hormigón. Aproximadamente el 75% del edificio está hecho de madera, lo que reduce significativamente su huella de carbono en comparación con construcciones tradicionales.
2. Mjøstårnet (Brumunddal, Noruega)
Este edificio, con 85,4 metros y 18 plantas, es completamente de madera, incluyendo el núcleo y las escaleras. Mjøstårnet es un referente global en la construcción sostenible y alberga un hotel, oficinas y apartamentos, consolidando el rol de la madera en la edificación moderna.
1. Ascent Tower (Milwaukee,EE.UU.)
Con 86,6 metros y 25 plantas, Ascent Tower es actualmente el edificio de madera más alto del mundo. Su estructura híbrida combina madera contralaminada (CLT) con hormigón, demostrando el potencial de este material para construcciones de gran altura.