A partir de enero de 2021 la Unión Europea tiene previsto comenzar a controlar las emisiones reales de los vehículos mediante un sistema de monitorización situado a bordo de cada uno de ellos. Con esta estrategia, la UE quiere asegurarse de que las emisiones que declaran los fabricantes son las reales. Ante este nuevo sistema de control, los fabricantes han dado la voz de alarma, sobre todo para el caso de los híbridos enchufables, ya que sus consumos pueden multiplicarse por 10 si no se recargan, algo que queda completamente fuera de su control.
La Unión Europea obligará a los fabricantes de automóviles a instalar en sus nuevos modelos un hardware y un software destinado a la monitorización y envío de los consumos reales. Los datos enviados no incluirán datos personales del coche ni del conductor que los produce. Han de ser completamente anónimos e invisibles para el propietario. Se trata de una nueva reglamentación, destinada a supervisar las desviaciones entre los consumos reales de la flota declaradas por cada fabricante en forma de emisiones de CO2 y el medido de forma real. También se enviarán datos sobre las distancias recorridas y la velocidad a la que se circula, todo eso durante toda la vida útil del coche. Los datos de emisiones declarados serán los que se utilicen para establecer la media que, si supera el límite establecido, puede suponer el pago de multas extremadamente cuantiosas para los fabricantes.
Esta nueva normativa entrará en vigor en enero de 2021, e incluye a todos los vehículos movidos por gasolina, diésel, etanol y electricidad (excluyendo los de GLP y GNC). En el caso de la electricidad, la UE ha incluido ahora a los híbridos enchufables, que antes se habían librado de este control. El ente europeo ha especificado que el sistema que se deberá implementar es obligatorio para todos aquellos vehículos que dispongan de un motor de combustión, uno eléctrico y una batería que pueda recargarse en un a toma de corriente externa.
Hoy en día, la oferta de modelos híbridos enchufables está creciendo de forma significativa.
Los híbridos enchufable, el azote de los fabricantes
Ante este panorama los fabricantes han dado la voz de alarma. Según la UE, será admisible que existan desviaciones entre lo declarado por los fabricantes y las lecturas reales que se reciban de cada vehículo. Solo se estudiarán los casos en los que estas sean "significativas". Los consumos declarados por los fabricantes según el ciclo WLTP pueden ser muy diferentes a los que los conductores logren en la vida real. Y no solo por defectos en el protocolo de homologación, sino por la forma de conducir de los propietarios que no está bajo el control de los fabricantes.
En el caso de los híbridos enchufables la diferencia entre la homologación y la realidad puede ser de hasta 10 veces más. Porque en el ciclo WLTP estos modelos suelen dar resultados de consumos de alrededor de 2 litros por cada 100 kilómetros, siempre y cuando el propietario lo recargue habitualmente y utilice el coche en modo eléctrico. Precisamente, este es un hecho que se ha detectado últimamente: en muchas ocasiones los compradores de este tipo de vehículos nunca los recargan ya que su interés al adquirirlos es beneficiarse de las ventajas que les ofrecen contar con una etiquete ecológica 'cero emisiones'.
Una actitud de la que los fabricantes no son responsables y que tan solo cuentan con un arma para intentar minimizarla: obligar a que los coches arranquen en modo eléctrico siempre y cuando quede algo de carga en la batería. Más allá no pueden actuar en ningún otro sentido, salvo en insistir en la información a sus clientes sobre la manera correcta de emplear estos vehículos.
Esta medida de la UE puede abrir la puerta a la imposición de impuestos personales bajo el lema "quien contamina paga". Una estrategia que choca directamente con el principio del anonimato de los datos que cada vehículo envía a través de este nuevo sistema de comunicación.