El punto de inflexión para la adopción definitiva de los coches eléctricos como la primera opción de compra no será un gran avance técnico en la química y la estructura de las baterías, ni un nuevo modelo revolucionario y espectacular. Será cuando uno o más de los fabricantes de automóviles tradicionales decidan convertir su programa de coches eléctricos de un proyecto de I+D que es ahora en un negocio rentable que ofrece beneficios a sus inversores.
Los fabricantes de automóviles tienen la obligación de ser competitivos y luchar constantemente por aumentar su cuota de mercado y sus beneficios. Así se lo reclaman sus inversores. Por eso cada uno trata de desarrollar y proteger su "ventaja competitiva", aquello en los que es superior a la competencia y que puede explotar para ser el elegido por el comprador. Un día, uno de ellos decidirá que su ventaja es su tecnología eléctrica y que además es viable económicamente.
La mayoría de los fabricantes ya han anunciado planes que les llevan a liderar el mercado, pero mientras se mantenga la producción de coches de combustión, que son los que financian los proyectos de I+D de los coches eléctricos, las ambiciones de futuro chocan contra la cruda realidad.
En este sentido, Tesla tiene varias ventajas competitivas sobre las marcas tradicionales. Su tecnología de batería es superior, su red de recarga está a años luz de cualquier otra infraestructura y su arquitectura informática unificada está también desarrollada internamente. Además, es un fabricante que todavía funciona como una startup. Su cultura corporativa le permite moverse rápido y su imagen pública encarna la tecnología y la disrupción.
Todas estas ventajas, en mayor o menor medida, se deben al hecho de que Tesla no tiene que vender dos sistemas de propulsión como hace la competencia, ni tiene productos heredados y activos que pronto se quedarán obsoletos. Por eso, la firma que asalte el reinado de Tesla debe hacerlo sin mirar atrás, renunciando a su mochila y diciéndoles a sus clientes que cuando compran uno de sus vehículos eléctricos obtienen el 100 % de su tecnología y de su experiencia en fabricación y el 100 % de su servicio de atención al cliente. Debe señalar la superioridad tecnológica de los vehículos eléctricos de forma inequívoca advirtiendo a sus clientes que no deben comprar un vehículo antiguo alimentado por combustibles fósiles.
Tesla no tiene que cender dos sistemas de propulsión, lo que le da grandes ventajas competitivas.
Por ahora, ninguno de los fabricantes tradicionales ha dado este paso, pero el primero que lo haga saldrá en las portadas de todos los medios y obtendrá a cambio una gran ventaja competitiva (y también temporal).
Los candidatos
Hoy por hoy, el Grupo Volkswagen aparece como el principal competidor en esta carrera. Tiene ya una amplia oferta de vehículos eléctricos que sigue creciendo y que abarca a varias marcas. Está reconvirtiendo sus fábricas para que puedan producir lo antes posible grandes volúmenes de coches eléctricos y le empuja el viento a favor de las medidas cada vez más restrictivas en cuanto a emisiones de la Unión Europea.
Sin embargo, tiene que salvar el escollo de algunas asociaciones alemanas que temen que la electrificación provoque una gran pérdida de puestos de trabajo. El propio CEO del Grupo, Herbert Diess, parece que la logrado mantenerse en su puesto después de una lucha encarnizada azuzada por los sindicatos que tratan de presionar a la empresa para resolver este problema.
Muy cerca, General Motors y Ford han intensificado su competencia anunciando recientemente importantes paquetes de inversión en electrificación. Cada uno de ellos tiene en su catálogo una pick-up eléctrica que ha de convertirse en modelo de gran éxito y rentable por su gran volumen de ventas en los mercados americanos.
Al igual que Volkswagen, los dos fabricantes estadounidenses están trabajando para desarrollar una cadena de suministro nacional que garantice su continuidad y en la que se incluyan todas las materias primas, también aquellas que forman parte de las celdas de las baterías y cierre el círculo en el lado del reciclaje.
En la carrera también están Stellantis, que ha tomado la estrategia de hacer que sus coches eléctricos sean por fuera iguales a los de combustión, con el objetivo de eliminar la parte estética de la ecuación. Toyota se ha sumado recientemente a la electrificación real, después de sus múltiples campañas publicitarias contra los vehículos eléctricos y sus críticas a las ayudas públicas. Ambas han estado desarrollando silenciosamente su tecnología eléctrica incluso cuando alguno de sus directivos se ha manifestado claramente en contra de la electrificación como solución a los problemas ambientales. Se trata de dos empresas gigantes que cuentan con los recursos técnicos y financieros para dominar el mercado di realmente decidieran dar ese giro de 180 grados que necesitan.
El BMW i3, uno de los coches eléctricos pioneros que dejará de fabricarse en julio de 2022.
Un poco más atrás se encuentran Nissan y BMW, dos de los pioneros de la movilidad eléctrica que tras convertirse en modelos a seguir fueron perdiendo interés. Como fabricante japonés, Nissan hace gala de proceder con cautela ante las nuevas decisiones y BMW tiene fama de tomarse con cautela y tranquilidad los avances técnicos. De hecho, tardó nada menos que cinco años en pasar del programa piloto del Mini E al desarrollo del BMW i3, que llegó al mercado en 2014.
Los grandes desconocidos (o quizás no tanto) en este panorama son los fabricantes coreanos. Hyundai y Kia, son miembros del mismo grupo automovilístico y están demostrando de lo que son capaces en los últimos años. En 24 años, Hyundai ha pasado de ser un fabricante mediocre de bajo precio a una de las marcas más respetadas de la industria.
Hyundai y Kia ofrecen, probablemente, la mejor relación calidad-precio del mercado. Además, quizás al mismo nivel que la propia Tesla, comprenden la importancia crítica de la eficiencia, que se traduce en menos emisiones y consumos de combustibles. Según Carbon Counter, el Hyundai Ioniq eléctrico de 2020 fue el vehículo con las emisiones más bajas en el mercado estadounidense, apenas superado por el Model 3. Además es uno de los modelos más baratos en términos de coste total.
El nuevo Ioniq 5 y su hermano el Kia el EV6, están construidos sobre una plataforma específica que admite tecnología que Tesla no tiene: funcionamiento a 400 y 800 voltios, que permite potencias de cargas muy superiores. Las primeras críticas que han recibido estos coches han sido muy positivas.
El Hyundai Ioniq eléctrico es tan eficiente como un Tesla.
Además, Hyundai se ha convertido en el primer fabricante de automóviles que ha dejado de desarrollar motores de combustión. Los empleados que trabajan en la división de desarrollo de esto motores han sido reasignados al centro de diseño de electrificación de la empresa. Paralelamente, en una maniobra que puede no estar relacionada, Hyundai también suspendió el trabajo en su vehículo de celda de combustible Genesis)
¿Serán Hyundai/Kia los primeros en dar el siguiente paso y dejar de producir y publicitar vehículos que queman combustibles fósiles? ¿O algún otro fabricante de automóviles será el primero en dar el paso al todo eléctrico? Sea cual sea la empresa que decida aprovechar el momento histórico, seguramente otras le seguirán en su camino. Entonces, y solo entonces, habrá llegado el final de la Era del Petróleo.