EverVenue es una startup estadounidense que afirma haber resuelto el gran hándicap de las baterías de níquel hidrógeno que actualmente solo se usan en aplicaciones espaciales. Ha encontrado la manera de hacer que su fabricación sea asequible, tanto que podrían ser viables para su uso en la industria del automóvil y en sistemas de almacenamiento de energía estacionarios. Con 5 GWh de pedidos ya acumulados la empresa con sede en Fremont, asegura que arrancará la producción a finales de este año.
Las baterías de litio que actualmente alimentan todos los dispositivos móviles y electrónicos como vehículos eléctricos han llegado hasta donde están porque cumplen con una serie de propiedades, aunque no son las mejores en ninguna de ellas: la batería perfecta es imposible de conseguir. Ofrecen suficiente densidad de energía, limitada por el peso y el volumen final de la batería aunque su ciclo de vida en algunas ocasiones, dependiendo del uso, puede ser justo. Además, ofrecen altos porcentajes de reutilización y reciclaje a un coste que las hace viables económicamente. Otro de sus inconvenientes es que pueden ser inestables hasta el límite de que es necesario implementar sistemas de seguridad muy costosos para evitar incendios catastróficos.
Esta es la razón por la que la ciencia está buscando mejores sistemas de almacenamiento de energía. Ya sea modificando la química, añadiendo aditivos o empleando electrolitos con diferente naturaleza, ya sea innovando completamente en con nuevas ideas brillantes las innumerables investigaciones tratan de encontrarle un sustituto a las baterías de litio.
Las baterías de níquel-hidrógeno son unos dispositivos que se podrían calificar como extraños. Tienen características tan únicas que solo se utilizan en aplicaciones espaciales. Entre ellas se encuentra su gran resistencia a la degradación, soportando decenas de miles de ciclos de carga y descarga sin apenas perder capacidad energética y operando a en una amplia gama de temperaturas. También pueden sobrecargarse o descargarse profundamente sin sufrir daños y son considerablemente más seguras que las baterías de iones de litio. Sin embargo, a pesar de todas estas características que mejoran con mucho las de cualquier tecnología conocida, no se emplean en la industria del automóvil porque no son viables económicamente.
El hidrógeno presurizado debe estar contenido en un recipiente capaz de soportar hasta 82,7 bares de presión. Esta es la razón por la que aún no se utilizan en aplicaciones comerciales. Además, la densidad de energía de las baterías de níquel-hidrógeno también es significativamente menor que la de Li-Ion. Esto significa, probablemente que no veremos pronto un vehículo eléctrico alimentado por una batería de níquel-hidrógeno. Por ahora, la Estación Espacial Internacional, Mars Odyssey y el Mars Global Surveyor serán los únicos 'vehículos' equipados con este tipo de baterías.
Sin embargo, EverVenue, una startup con sede en Fremont (la misma ciudad que fue la casa principal de Tesla durante muchos años), afirma haber encontrado una manera de reducir el coste de las baterías de níquel-hidrógeno hasta el punto de que sean asequibles. Tanto que las haría aptas para su uso en aplicaciones terrestres. Con su anuncio y puesta en marcha, la empresa dice haber acumulado 5 GWh en pedidos de sus clientes que las utilizarán en sistemas de almacenamiento de energía estacionarios. Se espera que la producción en grandes volúmenes comience en a finales de año. La startup también planea levantar una gigafábrica de baterías en el medio oeste de EE. UU.
EverVenue tiene la intención de fabricar recipientes de 1,2 kWh que se puedan apilar para crear sistemas de almacenamiento a nivel de red. La empresa asegura haber mejorado la tecnología, logrando más del 85 % de eficiencia durante los ciclos completos de carga y descarga, lo que está a la par con las baterías de iones de litio.