Steve Kozloff, un reconocido diseñador de superyates ha presentado el Pegasus, un diseño de un avión híbrido eléctrico propulsado por dos hélices basculantes que permiten tanto el despegue y el aterrizaje vertical VTOL (como el de un helicóptero) como el convencional, gracias a su tren de aterrizaje retráctil. Su sistema de propulsión es un generador que alimenta las dos hélices eléctricas con el que puede recorrer hasta 2.222 kilómetros (1.380 millas). Sin embargo, todo este despliegue de posibilidades tiene un inconveniente muy importante (además de quemar combustible): la redundancia.
El concepto del Pegasus se basa en una cabina de cuatro asientos similar al de un helicóptero sobre la que se sitúan dos alas gruesas equipadas cada una con una hélice de 3,3 metros de diámetro y con capacidad de inclinación. Estos dos rotores son impulsados por sendos motores eléctricos de 522 kW cada uno (700 CV). Entre los dos, según Kozloff, son capaces de generar 33.300 N de empuje. El peso del avión vacío es de 1.497 kilogramos, pero puede llegar hasta los 2.722 kilogramos cuando está totalmente cargada, lo que supone un gran margen para el transporte.
Para alimentar a los dos motores eléctricos de las hélices cuenta con un generador impulsado por un motor turbohélice Pratt & Whitney PT6A-67R con 1.424 CV de potencia. La aeronave transportaría unos 946 litros de combustible (250 galones), lo que explica la gran autonomía que estima Kozloff, 2.222 kilómetros (1.380 millas).
Pegasus anuncia 2.222 kilómetros de autonomía a una velocidad de crucero de 556 km/h, ofreciendo además versatilidad en el despegue y el aterrizaje.
La configuración del avión ofrece muchas posibilidades al Pegasus. Un tren de aterrizaje retráctil le permite despegar y aterrizar convencionalmente y, gracias a las hélices eléctricas, alcanzar la velocidad de despegue en tan solo 122 metros. De la misma manera, invirtiendo la inclinación de los rotores, Pegasus puede realizar vuelos estacionarios y despegar y aterrizar como un helicóptero, aunque en este caso el consumo energético es mayor. La velocidad de crucero que es capaz de alcanzar, siempre según su creador, es de 556 km/h.
Sin embargo, existe un gran inconveniente en la configuración mecánica de Pegasus. El hecho de que ambas hélices eléctricas estén propulsadas por un mismo generador hace que no existan redundancias. Esto quiere decir que un fallo mecánico en el generador no puede ser solucionado porque ambas hélices se detendrán a la vez. Además, tal y como ya ha demostrado la industria que anteriormente ha querido implementar un sistema similar a este, el coste puede duplicar o triplicar el de un helicóptero de similares características.
Las dos hélices basculantes de 3,3 metros de diámetro se montan sobre dos alas anchas que se sitúan sobre una cabina para cuatro ocupantes.
Esta configuración, que permite llegar muy lejos y ofrecer muchas posibilidades a la aeronave para moverse con y sin instalaciones aeroportuarias tiene algunos precedentes que nunca han llegado a convertirse en opciones comerciales. Físicamente Pegasus podría funcionar, cumpliendo todas las especificaciones descritas, ofreciendo las prestaciones que se anuncian en cuanto a alcance, velocidad y posibilidad de carga útil y siendo competitivo frente a otras propuestas eVTOL. Sin embargo, tendría dificultades en la certificación, incorpora un diseño técnicamente complejo y costoso de producir, que, además, no ofrece redundancia en la propulsión y funciona con combustibles fósiles.
Por lo tanto, parece complicado que Pegasus llegue a convertirse en algún momento en realidad, salvo que su creador (que cuenta con varios diseños de superyates que todavía no han llegado a producción) revise algunos de los hándicaps descritos.