La conversión de la flota a la movilidad 100% eléctrica no es una simple cuestión de cambio de motor. Los fabricantes tienen que adaptar todos los procesos ante los diferentes retos que supone la electrificación. Las cadenas de montaje también se ven afectadas por la reestructuración y necesitan mucha inversión para ponerse al día. Opel, como parte principal del Grupo Stellantis, ya piensa en la siguiente generación de vehículos. El Opel Grandland ha sido uno de sus modelos más populares y espera que así siga siendo. La próxima generación cambiará por completo, tal y como acaba de confirmar la propia marca.
La primera generación del Grandland nació hace relativamente poco. Desarrollado de forma conjunta entre PSA y General Motors, el buque insignia de la marca del rayo se presentó oficialmente en el año 2017 durante la celebración del Salón de Frankfurt. Inmediatamente, se convirtió en un éxito, acumulando cientos de miles de unidades vendidas por toda Europa. En el verano de 2021 recibió un profundo lavado de cara mientras se desprendía de la X que hasta entonces había acompañado al nombre. A día de hoy es el modelo más potente de la casa gracias a un esquema híbrido enchufable derivado de Stellantis.
Actualmente el Opel Grandland, con su variante GSe, se fabrica en Alemania, aunque no siempre ha sido así. Al principio de su vida, el montaje se llevaba a cabo en la planta francesa de Sochaux. Ese hecho lo convirtió en el primer modelo de una marca extranjera en fabricarse en dicha factoría. La fábrica de Eisenach será su nueva casa. Stellantis va a invertir 130 millones de euros en reacondicionar las líneas y las estructuras para acoger no sólo la producción del modelo alemán, sino también la de todos aquellos modelos basados en la plataforma STLA Medium destinada a vehículos eléctricos.
De esta forma, Stellantis empieza a repartir la producción por sus numerosas fábricas. Las diferentes plataformas tendrán centros seleccionados donde llevar a cabo el montaje de los diversos vehículos de la alianza fabricados en ellas. España se encuentra entre los territorios preseleccionados para acoger el montaje de los modelos basados en la estructura STLA-Small, la más pequeña del grupo y que dará vida a la siguiente generación de coches de los segmentos A y B, tales como el 208, el Corsa o el 2008, entre otros. Italia también pugna por ese privilegio, aunque, por el momento, no se ha tomado ninguna decisión. Es posible que la producción se distribuya entre varias fábricas.
Con respecto a Opel, la marca alemana quiere convertirse en uno de los principales paladines de la era eléctrica europea. La hoja de ruta indica que a partir de 2028 sólo se ofrecerán modelos 100% eléctricos, aunque la planta de Eisenach empezará a trabajar mucho antes. Si los planes transcurren como están organizados, la producción del nuevo BEV arrancará en el segundo semestre de 2024. La inversión en la fábrica alemana sólo es una pequeña parte de los más de 30.000 millones de euros que Stellantis está invirtiendo en materias de electrificación y software hasta 2025.
“Llevamos 31 años fabricando vehículos de máxima calidad aquí en Turingia y mejorando continuamente nuestra competitividad. Seguiremos por este claro camino con el sucesor eléctrico del Opel Grandland”, ha declarado Florian Huettl, CEO de Opel. “Esta decisión es otro paso importante para Opel en el camino hacia el objetivo declarado de ser una marca totalmente eléctrica en Europa para 2028”.
