A primera vista, el panorama energético al que quiere llegar Donald Trump, presidente de EE.UU, parece ser una mayúscula contradicción. Por un lado, se observa una expansión en la producción de combustibles fósiles, mientras que, al mismo tiempo, se refuerza la apuesta por la transición hacia una energía más limpia. En este escenario desconcierta la colaboración de Elon Musk, CEO de Tesla, el más interesado por promover la venta de coches eléctricos.
Este aparente choque de intereses ha sido evidenciado en la política del expresidente Trump, quien, durante su mandato, impulsó la producción de combustibles fósiles abandonando algunas políticas de energías renovables, pero sin perder de vista la necesidad de asegurar el suministro de minerales cruciales para la transición energética.
Las tierras raras y los minerales esenciales
El acuerdo que Washington y Kiev están a punto de firmar para la explotación de las tierras raras de Ucrania, el interés por Groenlandia de Trump o el ofrecimiento de Putin de vender sus tierras raras a EE.UU ponen sobre la palestra la estrategia de Trump.
Estos minerales son indispensables para la fabricación y el funcionamiento de la mayoría de las tecnologías actuales desde el desarrollo de las energías limpias a la base de la electrónica de consumo, los equipos militares, los sistemas de navegación y, de manera cada vez más relevante, los centros de datos que sostienen la Inteligencia Artificial (IA) para la que Trump anunció un ambicioso estímulo económico lo que conlleva la necesidad de disponer de un gran volumen de minerales esenciales.
Además, los vehículos eléctricos dependen de componentes electrónicos en los que los minerales mencionados juegan un papel vital. La creciente demanda de estos elementos ha provocado que el suministro de minerales estratégicos comience a disminuir, lo que se erige como uno de los principales obstáculos para el crecimiento mundial de las energías limpias.
Así, los expertos internacionales señalan que uno de los factores determinantes de este descenso en el suministro es el dominio de China sobre los minerales esenciales. Debido a la geopolítica entre Estados Unidos y China, el control chino se ha intensificado, permitiendo a este gigante asiático ocupar una posición dominante en el mercado global. China ha perfeccionado sus técnicas de procesamiento a lo largo de décadas, consiguiendo controlar el 100% del suministro refinado de grafito natural y disprosio, el 70% del cobalto y casi el 60% de todo el litio y manganeso procesados, según datos de la Agencia Internacional de Energías Renovables.
Un control que no se limita únicamente a los minerales básicos. También es el principal productor de elementos de tierras raras y ejerce un férreo control sobre metales clave en todo el mundo, respaldado por la titularidad de importantes minas en regiones tan diversas como África, Asia y Sudamérica. Esta situación ha generado una inquietud creciente en el ámbito internacional, especialmente en Estados Unidos, donde diversas instituciones han comenzado a recalcar la necesidad de contrarrestar el control chino sobre la cadena de suministro global.
La administración de Biden ya manifestó que “es esencial que Estados Unidos asegure su propio suministro innovador de minerales críticos y estratégicos” lo que pone de manifiesto la importancia de diversificar y fortalecer las cadenas de suministro de estos minerales para evitar depender de un solo actor geopolítico. La estrategia para lograrlo incluye la búsqueda de nuevas fuentes en lugares como Ucrania y Groenlandia, donde se podrían aplicar métodos innovadores para integrar estos recursos en la cadena de suministro nacional.
Las tierras raras explican esta aparente paradoja
La paradoja se materializa en la necesidad de potenciar la producción de combustibles fósiles para garantizar el suministro energético a corto plazo, mientras se procura el acceso a los minerales que serán la base de la energía del futuro.
Este escenario invita a reflexionar sobre la importancia de una política energética que, además de fomentar las energías renovables, garantice una cadena de suministro diversificada y sostenible de minerales estratégicos.