Las calles y carreteras españolas ha sido testigo de una transformación en su mercado automovilístico con la llegada de fabricantes chinos de coches eléctricos e híbridos. Marcas como BYD, MG y NIO están ganando protagonismo con modelos que combinan autonomía, diseño innovador y prestaciones de alto nivel.
El impacto de estos nuevos coches eléctricos no solo se refleja en la movilidad urbana, sino también en la industria automovilística europea, que se enfrenta a una competencia cada vez más feroz. Fabricantes tradicionales están acelerando su transición hacia lo eléctrico para no perder terreno frente a la avanzada china. Mientras tanto, los consumidores españoles disfrutan de una oferta más variada y accesible, impulsando así la electrificación del parque automovilístico nacional.
La llegada de los coches eléctricos chinos a España: un nuevo panorama automovilístico
Aunque hace poco eran desconocidos para la mayoría de los consumidores, estas marcas están ganando terreno rápidamente. Según indica la OCU, en 2024, los coches chinos representan casi un 5% de las ventas totales de automóviles en España y alcanzan un 13% en la categoría de coches eléctricos. Este crecimiento está impulsado por un precio competitivo, una tecnología avanzada y una calidad percibida satisfactoria.
Estos nuevos actores en el sector incluyen fabricantes como MG, BYD, Lynk & Co, Aiways y Xpeng, que han logrado posicionarse con modelos atractivos y una oferta variada. A pesar de su reciente entrada en el mercado, han conseguido atraer a un público cada vez más interesado en la movilidad eléctrica.
Sin embargo, la fiabilidad de estas marcas y la calidad de su servicio posventa siguen siendo una incógnita. La garantía que ofrecen es mayor a la mínima legal, lo que supone una ventaja para los compradores, pero aún no hay datos suficientes sobre la disponibilidad de piezas de recambio o la rapidez en las reparaciones.
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Principales marcas chinas en España
Entre los fabricantes chinos que están destacando en España es MG que ya ha conseguido meter alguno de sus modelos entre los más vendidos. A pesar de ser una marca británica en sus inicios, fue adquirida por el grupo chino SAIC Motor en 2007. En 2024, ha logrado situarse en el puesto 15 del ranking de ventas en España, superando a marcas tradicionales como Opel y Ford. Su modelo MG4 es el tercer coche eléctrico más vendido, solo por detrás de los Tesla Model 3 y Model Y. Además, ofrece una garantía comercial de 7 años o 150.000 km, una de las más amplias del mercado.
Otra marca en crecimiento es BYD, el segundo mayor fabricante de coches eléctricos del mundo después de Tesla. Actualmente, comercializa en España siete modelos, la mayoría eléctricos, con una garantía de 6 años o 150.000 km. Por su parte, Lynk & Co, propiedad del grupo Geely, ofrece el SUV híbrido enchufable Lynk & Co 01 y el modelo eléctrico Lynk & Co 02, con una garantía de 4 años o 120.000 km.
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Omoda y Jaecoo, ambas pertenecientes al grupo Chery, están expandiendo su presencia en el país con modelos como el Omoda 5 y el Jaecoo 7. Las dos ofrecen garantías de 7 años o 150.000 km. También destacan Evo, DFSK, SWM, Leapmotor y Xpeng, que están abriéndose camino en el mercado español con una oferta variada de vehículos eléctricos, híbridos y de gasolina.
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Calidad y fiabilidad: ¿son una apuesta segura?
Los coches chinos han demostrado tener una relación calidad-precio competitiva, pero todavía es pronto para evaluar su fiabilidad a largo plazo. Según indica la OCU, sus pruebas indican que estos vehículos se sitúan en la media de su categoría, sin destacar especialmente, pero ofreciendo un rendimiento satisfactorio. No obstante, la falta de datos sobre la fiabilidad de marca, el servicio posventa y la disponibilidad de repuestos plantea dudas a los consumidores.
La irrupción de los coches eléctricos chinos ha supuesto un desafío para los fabricantes europeos, que se ven obligados a acelerar su transición hacia la movilidad eléctrica para mantenerse competitivos. La relación calidad-precio de los vehículos chinos y su agresiva estrategia de expansión están forzando a las marcas tradicionales a replantear sus estrategias comerciales y tecnológicas.