Henrik Fisker vive uno de los momentos más dulces en su dilatada carrera dentro de la industria del motor. El diseñador y propietario conquista nuevos terrenos con su propia marca. Siempre centrado en la electrificación y en la sostenibilidad, el empresario americano pone ahora toda su atención en China. El mayor fabricante y vendedor de coches eléctricos del mundo seduce a las empresas con su enorme potencial. Fisker acaba de anunciar que el Ocean se venderá allí y muy previsiblemente también hará algo mucho más importante.
Desde hace un par de años, el Fisker Ocean ha sido uno de los coches eléctricos que más expectación ha despertado. Poco a poco, hemos ido viendo cómo el proyecto tomaba forma y finalmente llegaba al mercado. Europa ha sido el primer territorio del mundo en contar con su presencia, hace poco se hizo la primera entrega, y en breve también estará disponible en otros mercados, como el americano y el chino. Los directivos de la compañía han visitado el país asiático, se han reunido con autoridades y otras compañías con el fin de explorar las oportunidades que ofrece China y su enorme músculo productivo.
La estructura de Fisker resulta, cuanto menos, curiosa. La sede está en Estados Unidos, pero la fábrica está en Europa. Desde el principio, Henrik Fisker ha declarado que quería asociarse con las empresas más prestigiosas del mundo para llevar al mercado a su primer coche 100% eléctrico. Magna Steyr es una reputada compañía en el sector, encargada de producir coches tan importantes como el Mercedes Clase G. Con su base de operaciones afincada en Austria, la fábrica de Magna ha sido la primera en producir en Fisker Ocean. La primera unidad se ensambló en noviembre del año pasado y desde entonces la producción ha ido escalando poco a poco.
Sin embargo, para la fabricación en volumen, nada mejor que China. Con varios millones de vehículos eléctricos producidos al año, el gigante asiático es capaz de fabricar más deprisa que ningún otro país del mundo, y lo hace conteniendo mucho los costes. La maniobra de Fisker tiene toda la lógica del mundo. Ya situado dentro de la órbita comercial, los próximos movimientos de la compañía pasan por extenderse por todo el mundo. Aunque los datos del primer trimestre han sido peores de los esperados, nadie teme por la compañía. Ni siquiera después de retrasar los planes de lanzamiento de su segundo modelo, el Fisker PEAR.
Sin lugar a dudas, el PEAR será el coche que sitúe a Fisker en una nueva órbita. Con las promesas cumplidas con el Ocean, todo el mundo pone sus ojos en el que será el coche más asequible de la compañía. Se ha anunciado un precio inferior a los 30.000 euros y con unos 500 kilómetros de autonomía en ciclo de homologación EPA. Aunque los planes iniciales fijaban su lanzamiento en 2024, la compañía ha tenido que posponerlo a 2025. El motivo no ha sido otro que un retraso con el proveedor de baterías. Fisker ya busca un nuevo socio.
Ese puede que haya sido uno de los motivos del viaje de la directiva a China. La compañía ha reconocido que la visita ha tenido diferentes objetivos, desde la búsqueda de proveedores hasta una posible colaboración de producción en el futuro. Derivar la producción puede ser un paso muy lógico, aunque el socio debe ser el adecuado para que la operación salga a la perfección. Por el momento, nadie se ha pronunciado al respecto. Las negociaciones están en una fase muy incipiente, aunque todo el mundo da por hecho que se acelerarán durante los próximos meses.
