Sabemos de sobra que la continuidad de todas y cada una de las marcas de Stellantis no está asegurada, pues depende de que sean capaces de ser rentables de forma independiente, y lo cierto es que algunas no lo son y el tiempo se acaba. Ahora que Donald Trump ha puesto en marcha los nuevos aranceles a los coches extranjeros, un movimiento del grupo automovilístico hace pensar que Alfa Romeo y Maserati están en peligro de abandonar la compañía.
Lo que ha hecho Stellantis es contratar a la empresa de consultaría McKinsey and Company para que analice la situación y estudie el devenir de las dos marcas de cara a un futuro próximo. Eso es lo que ha dicho un portavoz del grupo europeo a la agencia Automotive News, sin ofrecer más detalles al respecto.
Stellantis debe decidir un futuro para ambas firmas de origen italiano

Pero lo que está claro, y no es nuevo, es que tanto Maserati como Alfa Romeo no pasan por su mejor momento a nivel financiero, y ni tan siquiera el ya ex CEO de Stellantis, Carlos Tavares, fue capaz de hacerlas rentables.
Los aranceles iniciados por Donald Trump en Estados Unidos son otro problema grave para la compañía, que no se puede permitir el lujo de perder más ingresos. Y eso que el volumen de ventas al país norteamericano fue el año pasado de 8.865 unidades por parte de Alfa Romeo y de 4.819 unidades de la marca Maserati.
El problema es que la primera firma cayó en matriculaciones un 19% con respecto al ejercicio anterior, y que Maserati vendió a nivel global 11.300 automóviles, por lo que perder las citadas cuotas o reducirlas sería un golpe muy duro para Stellantis.
Hay que tener en cuenta que Donald Trump aplica ya aranceles del 25% a los coches o piezas de automóviles fabricados en el extranjero que quieran venderse en Estados Unidos, y del 20% a cualquier otro producto ajeno al país.
Los aranceles han complicado todavía más las cosas

Por no hablar de que el resto de territorios, como la Unión Europea, preparan represalias a estas tasas de Trump, lo que sería una guerra comercial a nivel mundial en la que los fabricantes y los clientes acabarán siendo los más perjudicados.
Así las cosas, Stellantis debe decidir, tras la evaluación de McKinsey, si vende Maserati y Alfa Romeo, para las que hay desde hace tiempo empresas asiáticas interesadas, o si intenta aliarse con otros fabricantes para luchar contra el avance de China en la industria del automóvil.
Seguro que tendremos más noticias al respecto en los próximos meses.