Tan querido como criticado, Donald Trump se pondrá al frente de la Casa Blanca el próximo 20 de enero tras ser escogido como presidente de los Estados Unidos, un cargo del que Elon Musk se beneficiará, tanto por lo que supone para Tesla, como por el puesto que ha conseguido en el Departamento de Eficiencia Gubernamental del nuevo mandato.
Musk se anticipó a muchos otros respaldando la candidatura del líder republicano, y eso ha hecho que las acciones de Tesla crezcan muchísimo, y todavía se espera a que el aumento llegue a ser del 50%.
Más amigos que nunca
Pero no es la única empresa con interés en llevarse bien con Donald Trump, ni mucho menos, motivo por el que otros fabricantes ya han dado pasos importantes en este sentido, entre los que están Ford y General Motors, además de la división de Toyota que opera en Norteamérica.
Cada uno de estos, va a donar un millón de dólares para la investidura del inminente mandamás del país, y por parte de Ford y General Motors también se cederá una flota de vehículos que servirán para los transportes que sean necesarios durante el evento que dará comienzo al mandato de Trump, que se celebrará el próximo lunes 20 de enero.
El líder del partido republicano es consciente de que ahora todos quieren ser sus amigos, como escribió el propio Trump en redes sociales, y una de sus maniobras inteligentes ha sido prometer la asistencia a cenas y actividades en las que él estará presente, entre otros beneficios exclusivos, para todos aquellos que donen al menos un millón de dólares.
Donald Trump promete defender a las empresas locales
De ahí que los tres mencionados fabricantes se hayan apresurado a hacerlo, conscientes de que tienen mucho que ganar si se hacen con la simpatía de Donald Trump. Y Ford y General Motors, en concreto, tienen especial interés en obtener ventajas fiscales que los protejan frente a las marcas extranjeras, y cuentan con la ventaja de que tienen fábricas en el país, por lo que esperan el apoyo de Trump.
En juego está una cuota de mercado que los fabricantes chinos habían empezado a acaparar, pero las tornas empiezan a cambiar con los nuevos aranceles iniciados por Joe Biden y la promesa del próximo presidente Trump de ser todavía más duro, y eso que Norteamérica ya es más estricta en este sentido que la Unión Europea.