Un nuevo estudio alerta de que hay algo más mortífero y contaminante en los coches que el diésel

Los investigadores han concluido en el informe que la limitación de las emisiones de los vehículos de combustión es sólo una parte de la contaminación de los coches, y hay otra pieza más nociva que el humo de los vehículos con motor diésel.

Los legisladores deberían acelerar la llegada de una solución.
Los legisladores deberían acelerar la llegada de una solución.
18/02/2025 09:30
Actualizado a 19/02/2025 11:12

Si bien es cierto que la Unión Europea  está en proceso de limitar cada vez más las emisiones de los coches diésel y de gasolina, resulta que los motores no son en realidad lo único que contamina, y hay un estudio que asegura que hay algo peor que el humo que sale del tubo de escape.

La información llega de la mano de unos invertigadores de la Universidad de Southampton, en Reino Unido, tras analizar los sistemas de freno modernos de los vehículos que se comercializan.

La salud de los ciudadanos está en juego

Frente a lo que se pensaba, resulta que lo peor no es el gasóleo.
Frente a lo que se pensaba, resulta que lo peor no es el gasóleo.

Los científicos concluyen que el polvo que emiten las pastillas de freno cuando se utiliza el sistema es mucho más nocivo que las emisiones asociadas a los automóviles con mecánica diésel.

No es la primera vez que se estudia acerca de esta contaminación, así como la relacionada con el desgaste de los neumáticos, pero sí que es una razón para preocuparse, pues los coches híbridos y eléctricos no acaban con el problema.

De hecho, la Unión Europa ya contempla la limitación de emisiones permitidas en el sistema de frenos y en los neumáticos durante su vida útil con la llegada de la normativa Euro 7 en 2027, pero sólo para coches nuevos que se quieran comercializar, y no para los recambios que se venden.

Lo que quiera decir que no ataja el problema de raíz, como tampoco lo hace Estados Unidos con la regulación que busca que las pastillas de los frenos sean más sostenibles en cuanto al reciclaje y lo que contaminan al desecharlas, pero nada que solucione el polvo que sueltan durante el uso, que es lo que afecta a los pulmones, y con ello, a la salud de las personas.

Un problema que hay que atajar

La primera 'solución' llegará en 2027, y no atacará el problema lo suficiente.
La primera 'solución' llegará en 2027, y no atacará el problema lo suficiente.

El estudio ha analizado las distintas pastillas de freno más usadas en el mercado, entre las que están las metálicas, las semimetálicas, las orgánicas sin amianto y las cerámicas.

Y aunque las orgánicas puedan parecer más sostenibles y 'sanas', en realidad los científicos británicos han llegado a la conclusión de que son peores para la salud. El motivo es que, aunque prescinden del amianto, recurren al cobre para mejorar la conductividad térmica.

El polvo de cobre que emiten estas pastillas de freno tan extendidas porque son baratas, duraderas y más silenciosas, también se asocia a enfermedades pulmonares, como el cáncer y el asma, entre otras complicaciones del sistema respiratorio.

Desde luego, hay motivos más que de sobra para que los responsables políticos se tomen más en serio esto.