Desde que comenzase la guerra en Ucrania, en Europa no se ha dejado hablar del gas ruso y de la amenaza de quedarnos sin suministro. El precio del gas no había hecho más que subir en los últimos meses, haciendo disparar las facturas de luz (y de gas, lógicamente) que han llevado incluso al cierre temporal de algunas fábricas. Pero ahora hemos llegado a una situación impensable hace unas semanas: el precio del gas al contado ha llegado a cotizar en negativo.
Probablemente hayas visto que el precio de la luz ha disminuido considerablemente en los últimos días. Un alivio para el bolsillo de todos los hogares, y especialmente si además tienes un coche eléctrico en la unidad familiar. Una de las ventajas del coche eléctrico es su bajo coste de uso cuando se recarga su batería aprovechando los bajos precios de la electricidad en horario nocturno, pero en los últimos meses se había disparado el precio de recargar un coche eléctrico, tanto en casa como en cargadores públicos.
Las reservas de gas están llenas y, además, hace un calor anormal en estas fechas
Como ya ocurrió con el petróleo en abril de 2020, en plena pandemia del coronavirus, el gas natural al contado ha llegado a cotizar en negativo. Ha durado apenas un par de horas, después ha vuelto a los números positivos pero se han mantenido bajos.
Una situación anómala que se debe a dos factores: la capacidad de almacenamiento está completa, no se puede almacenar más gas, y las temperaturas son más altas de lo habitual en estas fechas. A las puertas de noviembre, se van a superar los 30º C en Francia y se alcanzarán los 33º C en el sur de España. En el centro de Europa, aunque más bajas, también tendrán temperaturas templadas la próxima semana: entre 4 y 8 grados centígrados más cálidas que la media histórica de esta semana, lo que implica una menor demanda de gas.
Además, las instalaciones de almacenamiento de la Unión Europea están llenas al 93,4%. Los dos mayores mercados del continente, Alemania e Italia, registraron niveles de almacenamiento aún más altos. En los últimos meses, la Unión Europea ha estado comprando gas a gran escala a otros países como Estados Unidos, llenando sus reservas hasta el punto de que ahora hay buques metaneros "a la deriva" en el mar porque no pueden descargar.
Las previsiones de un tiempo más cálido de lo habitual en la mayor parte de Europa, junto con la saturación de la capacidad de almacenamiento, han provocado un drástico descenso en el precio "al contado" del gas, es decir, a corto plazo. Ayer a mediodía, el precio del gas al contado llegó a estar a -15,78 €/MWh en el mercado de referencia. Dicho de otra manera, se pagaba dinero por quitárselo de encima.
Aunque minutos después volvió a números positivos, esto ha llevado a una bajada generalizada en el precio de la electricidad. Para el 25 de octubre de 2022, el precio medio del kilovatio-hora en España es de 0,16995 €, con un mínimo de 0,10782 €/kWh en la franja de 4 a 5 de la mañana. Es aproximadamente la mitad en comparación con la misma semana del año pasado.
Los futuros a 3 meses siguen por encima de los 140 €/MWh
Sin embargo, antes de lanzar las campanas al vuelo, hay que fijarse en los futuros del gas. Es decir, los contratos de compra-venta de gas con una fecha futura. A pesar del desplome de precios al contado, los futuros a un mes cotizan a 99,6 €/MWh en el momento de redactar este artículo, unas tres veces más que el promedio de cinco años en esta época del año. No obstante, es un 70% por debajo de los máximos de agosto, cuando se rozaron los 350 euros/MWh.
La razón es sencilla de explicar: hay falta de capacidad y de demanda en el presente, no en el futuro. Antes o después llegará el frío, las temperaturas bajarán y aumentará la demanda de gas para calentarse. Los contratos a más largo plazo indican que los mercados esperan que la situación actual sea de corta duración. Los futuros para el primer trimestre del año que viene siguen cotizando a 142,50 euros/MWh, mientras que los precios para todo el año natural 2023 cotizan a 140,52 euros/MWh, según la referencia para el mercado europeo.
Por eso, los propietarios de los cargamentos de gas han "aparcado" de momento los buques en alta mar a la espera de poder descargarlos en las próximas semanas, en lugar de redirigirlos a otros mercados. Los contratos para vender gas en Europa en el futuro siguen siendo rentables.
Cómo funciona el mercado del gas
El mercado del gas es ciertamente particular. El mercado al contado de la mayoría de materias primas se negocia con cantidades físicas (onzas, toneladas o barriles de petróleo, por ejemplo) pero el gas se negocia con derechos. La compañía estadounidense InterContinental Exchange (ICE) es la encargada de organizar y mercadear el gas natural que entra a Europa a través de los Países Bajos.
Se utilizan contratos para la entrega física mediante la transferencia de derechos sobre el gas natural en el Punto de Comercio Virtual del Servicio de Transferencia de Títulos (TTF), que es operado por Gas Transport Services. Al no ser una unidad métrica sino de potencia en el tiempo (megavatio-hora), hace difícil la entrega física del gas natural, una entrega que se realiza por partes iguales cada hora durante todo el periodo de entrega.