El pasado verano, Citroën presentaba la renovación de mitad de vida comercial de su compacto, el popular Citroën C4. Y las primeras unidades ya están llegado a los concesionarios. En su tercera generación, lanzada a finales de 2020, este compacto de 4,36 metros con carrocería elevada y estética cercana a un SUV ya se comercializaba en versiones eléctricas: en concreto, con un motor de 100 kW o 136 CV unido a una batería de 50 kWh.
Además, desde junio de 2023, Citroën amplió la gama de este compacto eléctrico con un motor de 115 kW o 156 CV asociado a una batería de 54 kW. Y si en la gama C4, los eléctricos suponen un 10% de las matriculaciones, el coche eléctrico más potente es también el más vendido, con el 8% del total de unidades entregadas.
Este Citroën ë-C4 de 115 kW/156 CV es un coche que, contando con ciertas prestaciones -acelera de 0 a 100 km/h en 9,2 segundos y ofrece una velocidad máxima limitada a 150 km/h- también es una apuesta por la democratización del coche eléctrico ya que tiene un precio que parte de los 32.840 euros -desde 30.940 euros el de 100 kW/136 CV-, y que con el previsible próximo Plan MOVES que, según el Gobierno, debería llegar “en cuestión de semanas”, debería poder adquirirse a partir de los 25.840 euros.
Cambios de diseño y actualización menor en el interior para este compacto eléctrico
Ahora, con la renovación de la gama, el Citroën ë-C4 recibe los cambios estéticos y mejoras correspondientes a toda la gama. Entre ellos, los más distintivos son la renovación tanto del frontal como de la zaga del vehículo. El primero incluye faros delanteros de nuevo diseño -con el añadido de unas pequeñas ópticas rectangulares- y un nuevo paragolpes; lo mismo que ocurre en la trasera. En esta última, se incluye el nombre de la marca en letras y, en el frontal, el C4 ya incluye el nuevo logo del fabricante francés.
Por último, el C4 recibe dos nuevos colores de la carrocería -Mercury Grey y Manhattan Green; el de las fotos- y llantas de nuevo diseño.
En el interior, mientras tanto, el nuevo logo también está presente en el volante - de formas achatadas tanto en su parte superior como inferior- y, ahora, la pantalla que hace las funciones de cuadro de instrumentos pasa a ser de 7” -antes, de 5”- mientras que la pantalla multimedia central se mantiene en las 10”, pero incorpora un nuevo software y la función de ChatGPT en el sistema de órdenes vocales, que ahora se activa con la frase “Hello Citroën”.
Cabe resaltar una cuestión que pudiera parecer menor, pero que hace que el coche resulte realmente confortable: los asientos Citroën Advanced Confort ofrecen ahora una espuma de 15 mm más de grosor, logrando un equilibrio entre mullido firme y confort verdaderamente logrado y un apoyo lumbar que, en la opinión de quien escribe, se sitúa al nivel de coches el doble -o incluso más- de caros.
Más allá de los cambios en el interior, también debemos comentar una mejora de lo más interesante: ahora, este Citroën ë-C4 eléctrico incluye la función V2L -Vehicle To Load-, por lo que se puede usar el vehículo para cargar o hacer funcionar distintos dispositivos eléctricos sólo conectándolos a la toma de carga.
Citroën ë-C4: un interior cómodo para cuatro adultos
El Citroën C4 no es un coche especialmente amplio y podemos decir que, por espacio interior, se encuentra en la media del segmento compacto. Así, las plazas delanteras ofrecen altura suficiente para personas de más de 1,90 m; aunque un adulto de esta estatura también notará que la butaca del asiento se le queda algo corta.
Lo mismo ocurre en las butacas posteriores que, si bien ofrecen un espacio correcto y superior al de la media del segmento compacto para las piernas de los pasajeros traseros; van, además, situadas algo bajas para ganar espacio en altura. A cambio, esa posición de las butacas genera que sus ocupantes, si son altos, vean cómo han de llevar las rodillas ligeramente más flexionadas que en otros modelos.
Estas plazas posteriores tampoco brillan especialmente por la altura disponible: debido a la caída de la silueta de este C4 a partir del pilar central, los pasajeros traseros de en torno a 1,88 metros rozarán con la cabeza en el techo a poco que les guste sentarse erguidos; si no es el caso, un pasajero de 1,90 m o más también rozará con la cabeza en el techo incluso si se sienta en una posición más relajada.
En cuanto a los materiales del habitáculo, podemos decir que este Citroën ë-C4 no destaca por ofrecer los mejores plásticos del segmento, pero sí unos sencillos y con texturas, de apariencia correcta y que destacan por unos buenos ajustes. Acordes con el precio contenido del vehículo.
Por último, el maletero ofrece unos correctos 380 L de capacidad, los mismos que los de las versiones con motor de combustión. Y lo hace con unas formas regulares e incorporando un práctico doble fondo. También hay que recalcar que la altura de la boca de carga queda baja, lo que resulta muy cómodo si hemos de cargar objetos pesados o voluminosos. Y que, en su posición más elevada, el piso del maletero queda a ras de este umbral.
El maletero ofrece asimismo elementos prácticos, como dos ganchos -uno a cada lado- para colgar bolsas o cuatro argollas en las cuatro esquinas inferiores que permiten asegurar objetos pesados.
Una mecánica eléctrica con tres personalidades
Centrándonos en la mecánica eléctrica de este compacto, debemos señalar que ofrece 156 CV, además de 260 Nm de par. Pero que, al igual que ocurre en todos los modelos del Grupo Stellantis que lo equipan, ofrece tres marcadas personalidades en función del modo de conducción que elijamos entre los otro tanto disponibles: Eco, Normal y Sport.
Para cada uno de ellos, Citroën establece un límite de potencia y par, de forma que la respuesta del motor es más o menos contundente... al igual que el gasto de batería; de forma que influye significativamente en la autonomía del coche. ¿Un ejemplo práctico y real? En este Citroën, sólo con pulsar el mando para cambiar desde el modo Eco al Sport, la autonomía prevista por el ordenador de a bordo decrece directamente en un 10%.
En concreto, y para el modo Eco, el Citroën ë-C4 de 115 kW ofrece 80 kW/107 CV y 210 Nm; para el modo Normal, la entrega de potencia y par queda limitada a 115 kW/136 CV y 240 Nm. Finalmente, el modo Sport ofrece los 156 CV y los 260 Nm de par máximos.
De esta forma, y si el modo Eco es el adecuado para uso urbano o, para a ritmo tranquilo, circular por vías de circunvalación; el modo Normal resulta el adecuado para circular por carreteras secundarias o, de nuevo con tranquilidad, hacerlo por autovía. Por último, el modo Sport, en el que se percibe un notable endurecimiento de la respuesta de la dirección y una mayor contundencia en la respuesta del motor; es el que debería seleccionarse de cara a circular rápido o a ritmo ágil, ya sea en carreteras secundarias o en vías de alta capacidad.
En marcha, el Citroën ë-C4 se muestra como un coche fácil de conducir y de comportamiento noble, eminentemente pensado para resultar confortable. Algo que este compacto eléctrico logra, entre otras cuestiones, por la ausencia de ruido. Y aunque se trata de un coche que podría estar algo mejor aislado -el ruido aerodinámico se filtra más en su interior que en otros modelos de la competencia y, al evitar el ruido del motor térmico, esto resulta aún más patente-, si es un coche que resulta cómodo en largos viajes.
Lo es, entre otras cosas, por una suspensión tirando a blanda que, sin embargo, equipa unos amortiguadores más bien firmes. El Citroën ë-C4 no es un coche pesado, sobre todo para ser un coche eléctrico, y detiene la báscula en 1.561 kg. Pero este peso, sumado a una carrocería más elevada de lo habitual y a la citada suspensión blanda generan movimientos de la carrocería, tanto en cabeceo a la hora de frenar como de balanceo al tomar giros sostenidos.
En esas circunstancias, es la amortiguación la que ha de sujetar la carrocería. Y lo logra, si bien lo hace después de que ésta ya inicie ciertos movimientos de inercia. De cualquier forma, una vez el conductor se acostumbra a ellos y los tiene en cuenta, al circular en modo Sport, sí es posible llevar este Citroën C4 eléctrico con relativa agilidad, incluso en carreteras de curvas.
Y hablamos de que es necesario acostumbrarse, porque así es también en el caso de la frenada. Es uno de los aspectos menos logrados de este compacto eléctrico. Y es que, de entrada, al pisar el pedal este muestra un recorrido en vacío -en el que no se produce ningún intento de detención- de en torno a 2 ó 3 centímetros.
Una vez superado, es cierto que el Citroën ë-C4 ofrece una frenada suave, progresiva y constante, pero también lo es que, en algunas frenadas necesariamente decididas -por ejemplo, cuando un semáforo se cierra sin dejarnos demasiado espacio para frenar-, el conductor agradecería sin duda una mayor mordiente en las pinzas, que permitiría ahorrar unos cuantos metros de la distancia de detención.
Por último, no podemos, lógicamente, dejar de hablar del consumo. Y aunque el recorrido de la prueba no ha sido el más adecuado para sacar datos concluyentes, sí creemos que ofrece una aproximación aprovechable para los interesados en adquirir este compacto eléctrico. Así, saliendo de Sitges, a nivel del mar y circulando en pendiente hacía una cordillera montañosa interior, hemos logrado un consumo de en torno a 22 kWh/100 km. Un gasto que se ha dado con una conducción más bien relajada.
Ahora bien, durante otro tramo de la prueba, y ya de vuelta descendiendo hacia la costa catalana mezclando tramos de carreteras de media montaña y autopista, ahora a un ritmo más bien ágil y algo por encima de las velocidades legales; el consumo se ha situado en los 18 kW/h.
Con un consumo homologado de 14,9 kWh/100 km, Citroën declara para este coche una autonomía de hasta 416 km. Una cifra que, según nuestros datos de consumo -y estipulando una media de 20 kW/h cada 100 km, lograda en recorridos mixtos ciudad/secundarias/autovía-, no resulta muy alejada de la que hubiéramos logrado con nuestro consumo: en torno a 345 km ‘reales’.