La primera vez que tuve conocimiento sobre la llegada a España de la moto eléctrica Yadea GFX, lo cierto es que llamó bastante mi atención, y tenía muchas dudas respecto a cómo encajaría algo así en nuestro mercado. Frente a otros ciclomotores cero emisiones que calcan prestaciones de los de gasolina, esto es un concepto bien distinto, un híbrido entre patinete y moto, y realmente muy barato.
Por eso, cuando Yadea nos ofreció la oportunidad de probarlo no me lo pensé dos veces, y estaba deseando moverme unos días por la ciudad con la GFX para poner fin a todas las incógnitas que tenía al respecto, y que por supuesto ya he solventado. Te las cuento.
Una solución práctica en territorio urbano

Como decía antes, aunque es un ciclomotor (de categoría L1e), en realidad no es comparable con otros modelos. Aquí nos encontramos con una montura de una sola plaza y que tiene una velocidad máxima de 25 kilómetros/hora, en la que la potencia está en torno a los 1,4 CV, y el motor eléctrico lo incorpora el buje de la rueda trasera.
Es decir, que a efectos legales necesita matrícula y seguro, como cualquier vehículo L1e, es obligatorio el uso del casco, y además de requiere de la licencia de conducir AM (desde los 15 años) o cualquier otra de moto superior, aunque también se puede llevar con el carné de coche (B) sin ninguna restricción.
Por tanto, tiene un amplio nicho en el que puede encajar, aunque por sus características es más que obvio que la zona de confort del Yadea GFX es el territorio urbano, y en concreto las calles limitadas a 30 kilómetros/hora. La impresión que da, y esto es algo que me han dicho mucho estos días, es que es un Vespino, y lo cierto es que me parece una reinterpretación moderna del vehículo de dos ruedas que tanto triunfó en su momento.
Que tenga más o menos éxito, dependerá de lo funcional que lo encuentre la gente, pero a nivel estético lo veo bastante acertado. Aparenta ser una moto más potente y con más velocidad punta, y de hecho quienes preguntan se sorprenden cuando les digo que no pasa de 25 kilómetros/hora.

Personalmente, te diría que ojalá lograra 30 kilómetros/hora, pero en caso de hacerlo te diría entonces que 35 kilómetros/hora, y así sucesivamente. Estamos obsesionados (y yo el primero) con las prestaciones, y estoy seguro de no es una limitación al azar.
Si fuese más veloz y potente, entonces seguramente no sería tan barata y no lograría la autonomía que anuncia, por lo que la decisión interna que tomara en su día Yadea no es aquí objeto de discusión posible. O encaja en tus necesidades, o no lo hace, así de simple. No es un capricho para usar los fines de semana en ruta, es una forma de movilidad práctica y sostenible, y no tiene prácticamente rivales en lo suyo.
Un vehículo que se adapta a cualquier persona

Se puede decir que es una alternativa a un patinete eléctrico o una bicicleta eléctrica, pero con las comodidades y la seguridad de un ciclomotor, que no es poco. Y adaptada a cualquier persona, independientemente de la edad.
Por ejemplo, porque para poner en marcha la Yadea GFX puedes escoger entre el uso de una llave física tradicional, también se puede utilizar una tarjeta con tecnología NFC o, muy interesante, hacerlo desde la aplicación móvil de la marca. A mí personalmente me gusta más esta última (por todas las funciones extra que ofrece), pero una persona más mayor quizá quiera mantener lo de ‘toda la vida’, si no se quiere ‘complicar’ con el teléfono móvil. En todo caso, la llave física la vas a necesitar para bloquear la dirección, como medida de seguridad adicional a la alarma antirrobo que incorpora de serie.
Además, prácticamente con cualquier altura vas a ir cómodo, porque es una montura más bien baja, lo que da seguridad a la hora de ponerse en marcha incluso en alguien que no esté muy experimentado en el uso de motos (aunque no es mi caso). Y la información que aparece en la pantalla se muestra bien grande, que básicamente es el nivel de carga de la batería, la velocidad de circulación y los kilómetros recorridos.
A la hora de circular, tienes los modos disponibles (Eco y Sport), aunque el más eficiente limita la velocidad a 19 kilómetros/hora, y la verdad es que he optado siempre por el Sport, que llega a 25 kilómetros/hora. La Yadea GFX gira realmente bien y no tiene nada que envidiar en suspensión y frenada a muchos otros ciclomotores del mercado.

Cosas interesantes que encuentro son la frenada regenerativa, para ganarle unos kilómetros de autonomía a la moto, un botón en la zona izquierda que permite fijar la velocidad de marcha y olvidarse de mantener el puño derecho sujeto, o incluso la función disponible en la app móvil que hace que sea imposible acelerar si alguno de los frenos está accionado. Me parece importante para personas poco experimentadas en este tipo de vehículos.
La salida desde parado es bastante ágil, sin llegar a tener el empuje agresivo de otras motos eléctricas, lo cual veo acertado en un concepto como este y en el tipo de usuarios a los que va dirigido.
La autonomía de esta moto eléctrica de Yadea

Sinceramente, y pese a mi impresión antes de probarla, por las calles más céntricas de la ciudad casi que te van frenando los coches que circulan por delante. Y si te encuentras con un atasco, es tan pequeña y ágil que es muy sencillo escapar de la congestión y moverte más rápido, aunque esto es común a cualquier ciclomotor de dimensiones contenidas.
En rectas muy largas de más de un carril por sentido en zonas urbanas (que pueden llegar a tener la limitación a 50 kilómetros/hora) podrías echar de menos algo más de velocidad, pero es un tema mental, y en todo caso no estás ralentizando el tráfico, pues hay otro carril disponible para los vehículos que circulen más rápido. Era algo que realmente me creaba algunas dudas, pero es una sensación que se quita en cuanto la pruebas.

En cuanto a la autonomía, debo decir que la cifra de 65 kilómetros que anuncia la Yadea GFX es en una condiciones de circulación óptimas y utilizando el modo Eco. Yo he optado por la opción Sport, porque es con la que me siento más cómodo. Cuando me dejaron la moto, la batería marcaba una carga del 97% aproximadamente, y la primera recarga que hice fue cuando le quedaba un 30%.
Para entonces, había recorrido unos 25 kilómetros, para los trayectos habituales que hago en el día a día (y que suelo hacer en coche), y calculo que con mi estilo de conducción podría haber completado una autonomía de entre 45 y 50 kilómetros con la carga al completo y hasta dejarla completamente vacía. En modo Eco, fácilmente se acercará a los 60 kilómetros de uso, aunque cada persona le sacará un partido distinto.
Detalles sobre la recarga de la batería

No hay que dar pie a quedarse sin batería, porque, además, la recarga idónea de un paquete de baterías es entre el 20 y el 80%, de forma que se pueda alargar su vida útil lo máximo posible. Y no tiene ningún sentido esperar a quedarse tirado tampoco por apurar la carga, que es de tipo NMC (níquel, cobalto y manganeso) y 1,5 kWh de capacidad.
Para recargarla, tienes dos opciones. La primera y la que me parece la más práctica, es extraer la batería y llevártela a casa para enchufarla en una toma doméstica. En unas cuatro horas se completa al 80% del total de las celdas. El transformador del cargador tiene incorporado un ventilador para evitar el sobrecalentamiento, así que, si lo cargas en horario nocturno, aléjalo de tu zona de descanso.
La otra posibilidad no requiere sacar la batería, sino que se hace mediante la conexión del cable de carga directamente a la entrada que hay justo debajo del manillar. Si tienes esta opción, la maniobra es todavía más sencilla que la anterior. Tampoco supone ningún problema extraerla, porque pesa 8,5 kilos, para un total en la báscula de la moto de 63,5 kilos.

El acceso a la batería, por cierto, requiere mover el asiento, y este compartimento se puede abrir con la llave física, desde la aplicación móvil o pulsando dos veces el botón de la parte derecha del manillar. Ten en cuenta que hay una placa con dos tornillos de estrella, que necesitaras quitar para extraer la batería. Y no, no hay sitio para el casco en este hueco, y prácticamente para nada más que para la documentación de la moto.
Precio de la Yadea GFX en España

El precio de la Yadea GFX es uno de los puntos más fuertes, pues se puede adquirir por 1.599 euros, lo que significa que es más barata que algunos patinetes eléctricos. Y por si fuera poco, algunas comunidades autónomas tienen vigentes ayudas para ciclomotores de tipo L1e, y este es el caso.
El ejemplo más claro lo tenemos en Madrid, donde se están dando incentivos de hasta el 50% del valor del vehículo antes de impuestos (máximo 700 euros). Para el modelo de Yadea que nos interesa, el descuento directo es de 661 euros, por lo que se puede adquirir por una tarifa final demoledora, de 938 euros. Y esta ayuda que ofrece la Comunidad de Madrid se puede solicitar hasta el 31 de diciembre de 2026.
Puedes consultar esta y otras subvenciones en la comunidad autónoma en la que residas, y todo dependerá de los fondos y plazos que se hayan establecido, pero desde luego es una oportunidad que no debes perder.