Las pantallas, esos paneles que se han vuelto indispensables en cualquier coche moderno que se precie, puede que tengan los días contados. Aunque a la gente le encanta, a los diseñadores les resultan "un poco estúpidas". Aunque todo indica que en un futuro su presencia será mayor y más contundente, el responsable de diseño de DS sueña con un futuro sin ellas, asegura que es en lo que está trabajando la casa francesa. Obviamente esta filosofía no se ha aplicado en el lanzamiento de la actualización del DS 7.
Hace unos años las pantallas LCD y los pequeños display monocromáticos iniciaron una era que hoy está dominada por los grandes paneles de alta resolución y descarado tamaño. En poco tiempo la digitalización ha ganado peso por dos motivos principales: gusta a los clientes y resulta mucho más barato de desarrollar para los fabricantes. Un botón físico supone más tiempo y dinero que una pantalla operada por un sistema operativo donde los cambios se miden en líneas de código.
Para las marcas, las pantallas son el sueño dorado que les permite reducir la presencia de botones físicas. La integración es clave, y en algunos casos la digitalización en lugar de ayudar perturba la conducción por problemas con el sistema operativo o la complejidad de uso. Otros fabricantes apuestan por formatos mixtos entre lo analógico y lo digital. Una cosa está clara: el nivel de funcionalidades recogidas en las pantallas va en aumento, puede que demasiado.
No estamos muy lejos de asistir a una reglamentación para el uso y desarrollo de pantallas en los coches cuando se conduce. Muchos de los sistemas que encontramos en el mercado son peligrosos por la desatención que provocan en el conductor. Por eso el diseñador jefe de DS, Thierry Métroz, cree que tener tantas pantallas le resulta "un poco estúpido", y para nada resulta sexy. Pensamiento que va en contra de la tendencia de mercado. La gente quiere pantallas, cuanto más grandes parece que mejor.
Métroz ha declarado a Autocar que el objetivo de DS es eliminar cualquier rastro de pantallas táctiles en el interior de los coches de la marca premium del Grupo Stellantis. "El problema con la pantalla es que cuando apagas la pantalla, solo te queda una superficie negra rectangular con todas las huellas dactilares. No es muy sexy, no es muy lujoso". Ahí no le falta razón al bueno de Thierry, pues rara vez un fabricante nos descubre el interior con las pantallas apagadas. No resulta vistoso, no vende.
En la misma línea, Métroz ha reconocido que ese objetivo no será fácil de cumplir ante la complejidad de mostrar al conductor la información necesaria, pero sí buscan formatos menos intrusivos y que agreguen más serenidad. Obviamente, estamos a muchos años vista de que llegue el momento en el que no veamos una pantalla en el interior de un coche, puede que ni siquiera lleguemos a verlo, pero está claro que la digitalización debe controlarse por el bien de la seguridad.