La gran mayoría conocemos, o al menos nos suenan, marcas como CATL, SK Innovation o LG Energy Solution por ser fabricantes de baterías. En la actualidad, estas se encuentran en boca de todos, especialmente por la novedad que representan dentro del mundo automotriz, así como su relevancia a la hora de proporcionar un vehículo eléctrico competitivo o no. Pero hay un apartado que suele pasar desapercibido más allá del mero dato de potencia homologada: los motores eléctricos. Estos jugarán un importante papel en los próximos años para alcanzar la cima del desarrollo de los coches eléctricos.
Ya sabemos que las baterías son un importante exponente dentro de la mecánica propia de estos vehículos, pero recordemos que los coches eléctricos poseen menos de la mitad de componentes que un vehículo térmico, por lo que todo lo que se encuentre bajo la carrocería, podemos catalogarlo como de relevancia o imprescindible. El motor eléctrico es una pieza fundamental para que dicho vehículo ejerza su desplazamiento, por lo que muchos expertos ya apuestan por que este será el siguiente gran paso en el desarrollo de los coches eléctricos.
Según se expuso en un comunicado de Mercedes hace algunos meses, «el motor eléctrico es una tecnología de rápido desarrollo donde la innovación y la experiencia impulsarán el rendimiento y la diferenciación». Esta afirmación lleva directamente hacia el convencimiento de que este componente puede ser lanzado y desarrollado por muchos fabricantes, pero no todos serán capaces de alcanzar un nivel avanzado si no aplican la experiencia y la innovación sobre el mismo.
Al igual que en el caso de las baterías de estado sólido, las cuales representan el futuro de dichos dispositivos, en los motores eléctricos se avanza sobre el desarrollo de los motores con tecnología de flujo axial. Entre otras características, este tipo de bloque se caracteriza por una mayor eficiencia y unas dimensiones muy contenidas, lo que redunda en un menor consumo energético y un menor espacio ocupado, así como un peso inferior. Desde varias marcas automotrices ya apuestan por el desarrollo interno de este tipo de motores, como Renault, BMW o Mercedes (la cual pretende instalarlos en sus futuros modelos sellados por AMG).
No obstante, paralelamente a este tipo de desarrollo más técnico, también existe otro tipo de avances al respecto y es la innovación sobre su propia composición. Desde el medio Autonews señalan que el 80% de los motores eléctricos actuales utilizan imanes fabricados con metales raros como neodimio, praseodimio, disprosio y terbio, materiales que generan una serie de desechos tóxicos. Por este motivo, marcas como Renault o BMW ya se encuentran muy alineados con la tónica de prescindir del uso de los mismos, apostando por unos bloques más limpios en este sentido.
Al contrario que estos, Volvo aún prefiere su fabricación con estos materiales y, según admitió Lutz Stiegler, el jefe de soluciones de propulsión eléctrica de la firma sueca, continuarán eligiendo tal composición hasta que su alternativa esté completamente desarrollada y proporcione unas especificaciones al menos equiparables. Desde Volkswagen, por su parte, admiten haber reducido el uso de este tipo de materiales raros y el siguiente paso será prescindir completamente de ellos.
Como podemos ver, no solo los avances en coches eléctricos se centran sobre los paquetes de baterías, ya que los propios motores proponen un camino igualmente interesante. En los próximos años podremos ver interesantes pasos en pos de una mayor eficiencia de estos componentes. Con vistas a mantener su número de trabajadores, marcas como Mercedes, Stellantis o Volvo, entre otras, se encuentran estudiando cómo implementar la fabricación de sus propios componentes.