Schaeffler, en colaboración con Heinzmann, ha puesto a la venta un revolucionario sistema de propulsión de bicicletas eléctricas. Se trata de un esquema que utiliza tecnología ‘bike by wire’ para prescindir por completo de la habitual cadena en la transmisión de una bicicleta eléctrica y que según las dos empresas ofrece un gran "potencial para nuevas áreas de negocio en el ámbito de la micromovilidad".
Se denomina Free Drive, y es un sistema totalmente eléctrico gobernado por cable. Se basa en un generador que se sitúa en el lugar que habitualmente ocupa el eje del pedalier. Al accionar los pedales, el ciclista mueve esta máquina eléctrica que se encarga de transformar la energía mecánica en energía eléctrica. Mediante el cable, la electricidad es enviada a una segunda máquina eléctrica, en este caso un motor, situado en el buje de la rueda trasera donde, de nuevo, la energía eléctrica se convierte en mecánica e impulsa la bicicleta. Entre ellos, una batería se encarga de almacenar y enviar los excesos y defectos de energía que se producen durante la marcha.
Esta arquitectura elimina la necesidad de emplear un plato adherido al pedalier, y cualquier tipo de transmisión, bien por cadena, bien por correa que la una a la rueda trasera.
Producción y comercialización
Tras su presentación en 20021, Schaeffler ha continuado trabajando en el sistema Free Drive junto a varios especialistas en bicicletas eléctricas. Su objetivo era prepararlo para la producción y distribución para ponerlo en manos de los clientes que mostraron interés por el sistema, dedicados sobre todo a los negocios de bicicletas de alquiler y de carga. Por su parte, Heinzmann se hará cargo de la distribución de Free Drive a los fabricantes de bicicletas y operadores de flotas
Según Schaeffler, la arquitectura técnica de Free Drive permite que empujar los pedales requiera menos fuerza muscular que en las bicicletas eléctricas convencionales. Por esta razón, supone un gran beneficio para las bicicletas de carga, especialmente en rutas de entrega largas. En la logística de las ciudades es donde ofrece sus mayores ventajas. “Necesitamos repensar la movilidad para las ciudades del mañana”, afirma Matthias Zink, CEO Automotive Technologies de Schaeffler. “Las bicicletas de carga eléctricas llenan un vacío importante aquí, particularmente en la entrega de mercancías de última milla”.
Un cambio de diseño para las bicicletas eléctricas
Schaeffler señala la “considerable libertad de diseño” que permite el nuevo sistema. Free Drive “abre posibilidades completamente nuevas en la arquitectura de la bicicleta y la configuración de los pedales, incluidos diseños con dos, tres o cuatro ruedas, con o sin techo”, explica Jochen Schröder, presidente de la división E-Mobility. La digitalización de la transmisión implica también que los cambios de marcha y los cambios entre los modos operativos se realizan mediante software, no a través de una transmisión física.
Para que esto sea posible, todos los componentes del sistema se comunican a través de protocolo de conexión Bus CAN que controla las comunicaciones entre el motor, la batería, el generador y la electrónica. CIP Mobility, creador de las bicicletas eléctricas de carga mocci será el primero en implementar este sistema en sus vehículos.
¿Qué pasa con la normativa?
La potencia del motor trasero es de 250 W, cumpliendo con la limitación de la normativa en Europa para los vehículos EPAC, lo que quiere decir que probablemente sea capaz de generar más potencia y pueda ser configurado de diferente manera en otros mercados. La unidad presentada por Schaeffler está diseñada para las bicicletas de pedaleo asistido, es decir, las que no cuentan con un acelerador que permite accionar el motor eléctrico sin necesidad de pedalear (un sistema que si el legal para las bicicletas eléctricas, por ejemplo, en Estados Unidos).
Sin embargo, este sistema quedó excluido del Reglamento 168/2013 de conformidad con el artículo 2, apartado 2, letra h de manera que para ellas se requería la homologación de tipo en la categoría L. Pero, tras la reunión de los Estados miembros de la Unión Europea el pasado 17 de febrero de 2022, la Comisión modificó los requerimientos para que, finalmente, sí pudieran ser admitidos.