La evolución del mercado eléctrico es constante. Cada día surge una nueva y espectacular tecnología que promete liderar la industria y cambiar todos los conceptos que ya dábamos por sentados. Los vehículos eléctricos cada día llegan más lejos, pero los modelos de ahora poco podrán hacer frente a los que están por llegar. Las baterías del futuro dejarán en ridículo a las actuales y son las de estado sólido las que se posicionan como la gran esperanza de la industria. Toyota ya trabaja en ellas, sabe cuándo llegarán, pero su introducción será mucho más tranquila y lenta de lo que todos nos imaginábamos.
Los japoneses han sido tachados una y otra vez de ser demasiado indulgentes con el cambio de mentalidad. El coche eléctrico no parece centrar toda su atención por el momento, pero Toyota ha demostrado que ha hecho más por el medio ambiente con sus híbridos que muchos otros con sus eléctricos. A pesar de las evidencias, todo el mundo exige al mayor fabricante del mundo cambiar su estrategia. Hace unos meses despejaron muchas dudas con los proyectos que ya están en marcha. La autonomía no será un problema gracias a los nuevos avances.
La carrera por las baterías de estado sólido marca el ritmo de la industria
Las baterías de iones de litio son actualmente la punta de flecha de la movilidad eléctrica. Constituyen el formato más común y sus avances han sido notables en los últimos años. CATL, el mayor productor de baterías para vehículos eléctricos, ofrece actualmente su gama Qilin con cifras de autonomía próximas a los 1.000 kilómetros. Sin embargo, la producción de esas baterías, así como el tamaño que se necesitan, son incompatibles con coches de precio razonable. La industria ha puesto toda su atención en el sodio como sustituto a corto y medio plazo.
Los ingenieros ya trabajan en otras opciones de cara al futuro y las baterías de estado sólido tienen todos los argumentos para llevarse el gato al agua. Tal y como recoge la agenda estratégica de Toyota, que presentamos hace tiempo, los japoneses confía en ponerlas a la venta en el año 2028. Nissan espera poder cumplir con plazos semejantes, aunque ahora sabemos un pequeño y oscuro secreto. Tal y como recoge Automotive News, la producción será tan limitada que sólo llegarán unas pocas miles de unidades anuales, no sólo el primer año de vida, sino también en 2030. La estrategia es arrancar con unas 2.000 unidades en todo el mundo, para, a partir de la próxima década, escalar la producción a poco más de 10.000 unidades por curso.
Las cifras resultan, cuanto menos, irrisorias. Eso no sólo quiere decir que la producción será limitada, sino que esas baterías estarán integradas en coches caros y de bajo volumen de fabricación. A escala mundial, Toyota quiere fabricar más de 3,5 millones de coches eléctricos en 2030. Si tenemos en cuenta las 10.000 unidades con batería de estado sólido, éstas resultan una gota de agua en todo un océano. A pesar de ello, la autonomía seguirá sin suponer un gran problema en los próximos lanzamientos. Ya en 2026, los japoneses esperan superar los 800 kilómetros de rango con sus eléctricos con batería de iones de litio. Mucho más de lo que consigue actualmente su único eléctrico global, el Toyota bZ4X.