El futuro parece prometedor para el crecimiento de la industria del vehículo eléctrico. Los consumidores están más dispuestos que nunca a considerar la compra de coches eléctricos, y las ventas están aumentando rápidamente. La mayoría de los mercados importantes han registrado un crecimiento del 50 al 60% en los últimos años. Más modelos nuevos por parte de un creciente grupo de fabricantes hacen que sea más fácil encontrar un vehículo eléctrico adecuado: solo en 2018, los fabricantes lanzaron aproximadamente 100 modelos nuevos y vendieron un total de dos millones de unidades a nivel mundial. Del mismo modo, continúan las mejoras con respecto a la autonomía, el rendimiento y la confiabilidad. Las regulaciones en los principales mercados de automóviles, a saber, China, la Unión Europea y Estados Unidos, obligan a los fabricantes a producir más coches eléctricos y animan a los consumidores a comprarlos.
Sin embargo, existe un problema: hoy en día, la mayoría de los fabricantes no obtienen beneficios de la venta de los vehículos a batería. De hecho, estos automóviles a menudo cuestan 12.000 dólares (10.600 euros) más que los coches comparables propulsados por motores de combustión interna, sobre todo los automóviles de tamaño pequeño y mediano. Además, a menudo los fabricantes luchan por recuperar esos costes solo a través del precio total del vehículo. El resultado: aparte de algunos modelos premium, los fabricantes pueden perder dinero en casi todos los vehículos eléctricos vendidos, lo que es claramente insostenible.
Muchos fabricantes parecen estar resignados a este destino, al menos por ahora. Los costes de la batería representan el factor más importante en esta diferencia de precios. A medida que bajen los precios de la batería en la industria, tal vez dentro de cinco o siete años, la economía de los coches eléctricos debería cambiar de rojo a verde. El pensamiento actual sostiene que la industria continuará produciendo vehículos eléctricos, en gran parte porque tiene pocas alternativas frente a las estrictas políticas de ahorro de combustible y emisiones, y que la industria, mientras tanto, absorberá las pérdidas.
Analizar el cambio para rentabilizar
Analistas de Mckinsey muestran que existen mejores opciones, incluso hoy en día, para acelerar la industria hacia la rentabilidad, tanto desde la perspectiva del producto como del modelo de negocio. Algunas de estas opciones incluyen la reducción agresiva de costes a través de la optimización de la autonomía para la movilidad urbana, la asociación con otros fabricantes de automóviles para reducir los gastos en I+D, dirigirse a segmentos específicos de clientes y explorar el alquiler de baterías.
Para comprender los desafíos y las oportunidades para los fabricantes de automóviles, es necesario examinar el panorama cambiante de las actitudes de los consumidores, la disponibilidad de productos, la economía del vehículo eléctrico y las regulaciones.
Preferencias del consumidor de vehículos eléctricos
Las preferencias de los consumidores de vehículos están cambiando. La proporción de consumidores globales que considerarían comprar un coche a batería está aumentando. En Estados Unidos, entre el 10 y el 30% de los consumidores indicaron que preferían considerar un vehículo eléctrico como su próxima compra. En Europa, la proporción reportada de consumidores que consideraban la compra de un coche eléctrico fue mayor, del 40 al 60%, mientras que en China fue más del 70%, dada la presencia de fuertes incentivos gubernamentales para adoptar este tipo de vehículos. Esta tendencia es aún más pronunciada entre los clientes menores de 50 años que viven en áreas urbanas. Las ventas en 2018 solo proporcionan una visión parcial, dado que los vehículos eléctricos representaron menos del 5% de las ventas en la mayoría de los mercados. Sin embargo, las tasas de crecimiento de las ventas anuales de los coches a batería se encuentran con frecuencia alrededor del 100% o más.
Disponibilidad de producto
Por el lado de la oferta, esta creciente demanda se encontrará con un abanico de opciones más amplio. Hoy en día, se lanzan aproximadamente 120 vehículos eléctricos por año, brindando significativamente más opciones con respecto al segmento del vehículo, el rendimiento, el conjunto de funciones y el valor. Compare esto con los siete años anteriores, durante los cuales los nuevos lanzamientos de coches eléctricos e híbridos enchufables se lanzaron a un promedio mundial de 20 unidades por año, a menudo con precios premium. Históricamente, los productores chinos proporcionaron la más amplia selección de modelos, pero para 2020, la mayoría de los fabricantes de China, Europa y Estados Unidos ofrecerán una amplia gama de vehículos y precios.
Economía del coche eléctrico
Una encuesta de Mckinsey de 2017 también reveló que el precio de compra y la autonomía del vehículo eléctrico son los mayores obstáculos para una adopción más amplia por parte de los consumidores, y ambos están vinculados de manera inextricable a la economía de la batería. Hoy, un vehículo eléctrico típico en Estados Unidos, con un precio aproximado de 30.000 dólares (26.600 euros), no ofrece un período de recuperación razonable para muchos compradores, dado el tamaño y el coste de un paquete de baterías; para recuperar la prima de precio de un vehículo eléctrico contra un coche de combustión interna a través de ahorros en combustible y mantenimiento, el período de recuperación es de cinco a seis años para un comprador estadounidense promedio que conduce 13.000 millas (21.000 km) por año. Para conductores de alto kilometraje que superan las 30.000 millas (48.300 km) por año, como los taxistas a tiempo completo -incluyendo Uber y Lyft- el período de recuperación oscila entre dos a tres años. De cara al futuro, cada mejora del 20 al 25% en el coste de la batería reducirá la recuperación en un año, pero los fabricantes deberán tomar otras medidas para acelerar la rentabilidad.
Regulaciones
Las regulaciones gubernamentales cada vez más estrictas sobre las emisiones actúan como estímulos directos para las inversiones en coches eléctricos por parte de los fabricantes, y los subsidios actuales y las exenciones fiscales ayudan a cerrar las brechas entre los precios de los constructores y la disposición de los consumidores a pagar. En China, por ejemplo, el sistema de incentivos regulatorios de 2018, incluidos los incentivos y restricciones de la oferta y la demanda, impulsó las ventas globales de vehículos eléctricos por encima de un millón de unidades. Sin embargo, China no es el único mercado importante que aumenta la presión regulatoria. En diciembre de 2018, los 28 estados miembros de la Unión Europea acordaron nuevas regulaciones de dióxido de carbono que establecerían un objetivo de reducción del 37.5% en las emisiones de automóviles para 2030 en comparación con 2021. Esto fue significativamente más agresivo que la propuesta original de la Comisión Europea de un 30% de reducción.