Últimamente está de moda publicar noticias relacionadas con el incendio de coches eléctricos o híbridos enchufables, pero no es más que eso, una moda. La espectacularidad de algunos de estos incidentes, hacen que se les conceda mayor cobertura mediática que a los fuegos relacionados con los automóviles diésel o gasolina.
Pero lo cierto es que estos últimos se incendian mucho más. Un informe de Honeywell Safety and Productivity Solutions hizo un seguimiento en Reino Unido de este tipo de incidentes, y sólo se registraron 239 incidencias de este tipo, en coches eléctricos, entre julio de 2022 y junio de 2023, cuando de los que combustión superaron de sobra las cuatro cifras.
Son mucho más que antes, pero hay que tener en cuenta que el boom de ventas de esta tecnología es relativamente reciente y, a más coches, más probabilidades de que se produzcan situaciones así.
Por ejemplo, en 2019 sólo se contabilizaron 54 incendios de vehículos eléctricos en Inglaterra, mientras que entre diésel y gasolina sumaron 1.898 fuegos por aquel entonces.
En Estados Unidos, el informe realizado por una conocida aseguradora arroja que sólo 25 coches eléctricos de cada 100.000 acaban teniendo problemas relacionados con incendios. Eso, en comparación con los 1.530 por cada 100.000 coches de combustión que acaban afectados por el fuego.
El motivo lo podemos encontrar en el estudio que se ha hecho en Suecia, en el que se refleja que los vehículos cero emisiones tienen un 20% menos de probabilidades de acabar arrasados por las llamas.
Otra cosa distinta, es la dificultad que tienen los servicios de emergencias para sofocarlos. Mientras que en un vehículo de combustión se puede apagar el fuego en apenas unos minutos, los componentes químicos de las baterías de los coches eléctricos hacen que sea más complicado para los bomberos trabajar en la extinción.
Ahí es donde es necesario trabajar en desarrollar nuevas técnicas, con formación y medios realmente útiles para los profesionales de emergencias, y en colaboración con los fabricantes de coches para que pongan todas las medidas y facilidades posibles.
Sumergir el coche afectado en una bañera con agua parece ser el método más infalible, aunque se está evolucionando en otras técnicas como mantas térmicas. La idea es controlar el fuego en la batería, especialmente en cuanto a las llamas y los humos tóxicos que se desprenden.
Porque, de momento, las celdas afectadas o con exceso de sobrecalentamiento tienen que terminar de arder para que el trabajo de extinción se entienda como finalizado.
Por tanto, más que alarmar y difundir falsos bulos, lo que hay que hacer es formar e informar, tanto a profesionales como conductores, de los riesgos y de la mejor forma de actuar ante una situación así, especialmente si se trata de un coche eléctrico, todavía desconocidos para muchos usuarios.