La industria del automóvil está experimentando una transformación vertiginosa. Los cambios se producen a gran velocidad y China emerge como un mercado crucial, superando su anterior posición, mucho más discreta. Gracias a su impulso en la movilidad eléctrica, el Gigante Asiático lidera ahora las ventas y lanzan estrategias y planes de futura expansión que anteriormente parecían inimaginables.
Los fabricantes chinos están decididos a aprovechar la oportunidad de establecerse en Europa, un mercado que cuenta con más de 400 millones de consumidores. Los movimientos recientes de las empresas chinas confirman esta tendencia.
La ofensiva de las marcas chinas y los países que abren sus puertas
A finales de 2023, BYD anunciaba su interés en construir una fábrica de coches eléctricos en Hungría. Elegía este país por su posición estratégica como un centro de transporte importante y su experiencia en la industria del automóvil con una infraestructura sólida y una base industrial desarrollada. La compañía china anunció su intención de aumentar su presencia en Europa con la construcción de una segunda planta en 2025.
En abril, Chery oficializó la apertura de su primer centro de producción en la Unión Europea, ubicado en la Ebro Factory (antigua fábrica de Nissan Barcelona). En asociación con EV Motors, planea alcanzar una producción de 150.000 coches al año para 2029.
SAIC Motor, la empresa matriz de la marca MG, ha considerado la posibilidad de establecerse en Europa, aunque hasta ahora no ha definido ningún plan específico.
Leapmotor iniciará la venta de sus modelos en Europa a partir de septiembre. Lo hará de la mano de Stellantis, tras adquirir esta el 20% de la empresa china por 1.500 millones de euros hace un año. Se comercializarán dos modelos en nueve países europeos, incluyendo Francia, Italia, Alemania, Holanda, España, Portugal, Bélgica, Grecia y Rumanía. Además, a partir del cuarto trimestre de 2024, estos dos modelos chinos se exportarán a Sudamérica, específicamente a Chile y Brasil, así como a Oriente Próximo, África, la India y el sudeste asiático.
BYD y Chery están en conversaciones para establecer sus operaciones en una nueva ubicación. Turquía quiere convertirse en un gran centro de producción, según ha confirmado el Gobierno del presidente Recep Tayyip Erdogan. El ministro de Industria y Tecnología, Fatih Kacir, expresó el deseo de completar las negociaciones lo antes posible, y también reveló que están en conversaciones con Great Wall Motors y SAIC, otras dos empresas chinas, para que produzcan automóviles en su territorio.
Turquía se convierte en un ‘duro rival’ para España
La pertenencia de Turquía a la unión aduanera de la Unión Europea ha generado un interés significativo en el mercado automovilístico del país, facilitando la importación de vehículos de marcas extranjeras al continente europeo.
Además, Turquía es un mercado crucial por sí mismo para la industria automotriz, especialmente para los vehículos eléctricos, que representaron el 7,5% de todas las ventas nacionales al cierre de 2023. Se espera que el número de vehículos eléctricos en el país aumente significativamente, alcanzando aproximadamente 180.000 unidades para 2025, con una cuota de mercado proyectada de hasta el 30,4% para 2032, según el regulador del mercado energético nacional.
Estas cifras han animado a BYD a considerar establecer una nueva fábrica de vehículos eléctricos en territorio turco para 2025, lo que choca con los intereses de España y Francia, que ya se ha postulado para albergarla.
Por lo que pudiera pasar, el Gobierno turco ha tomado medidas en los últimos meses para proteger su propia industria. Hace un año, impuso un arancel adicional del 40% a las importaciones de vehículos eléctricos procedentes de China, con el objetivo de apoyar a TOGG, el primer fabricante nacional de vehículos eléctricos del país, hasta que se establezca firmemente en un mercado que aspira a convertirse en el cuarto más grande de Europa en los próximos meses.
