Las cosas no mejoran para Fisker. La compañía norteamericana de coches eléctricos continúa en una cuesta abajo constante en sus finanzas. Todo apunta a que lejos quedarán sus proyectos de ampliación de su gama de vehículos eléctricos en la que se incluía una pick-up, un GT descapotable o el conocido PEAR, un compacto urbano con mucha personalidad. Tanto es así que todos los pronósticos apuntan a que la firma podría declararse en bancarrota dentro de sólo 30 días.
De hecho, hace sólo unos días, salió a la luz un informe publicado por Business Insider en el que se apreciaba que más de la mitad de las reservas de vehículos habían sido canceladas. Esto hizo precipitarse aún más a la empresa hacia una caída que ya casi nadie duda que se termine produciendo muy pronto.
Fisker se precipita aún más hacia su bancarrota
El plazo que todos los allegados a la compañía pronostican es que en unos 30 días, o menos, Fisker podría declararse oficialmente en quiebra si no puede obtener una inversión de capital extra en dicho plazo. Económicamente todo le va mal a la marca, ya que afirman que incluso el pasado mes de marzo no pudieron hacer frente al pago de un préstamo por valor de 8,4 millones de dólares.
Para intentar mejorar -o simplemente paliar- su situación, desde Fisker aseguran que reducirán costes significativamente. Su cúpula afirmó hace sólo unas horas lo siguiente: “Tenemos la intención de reducir aún más nuestra fuerza laboral y optimizar las operaciones, incluida la reducción de nuestra huella física”. Es decir, podrían funcionar con un porcentaje mínimo de trabajadores para reducir costes.
Esta situación se habría acrecentado significativamente en sólo unas semanas. Como referencia, el pasado mes de febrero aseguraron que si su situación económica seguía así, la empresa podría declararse en quiebra 12 meses más tarde, es decir, en febrero de 2025. Pero, desde entonces, todos los acontecimientos negativos se han precipitado hasta el hecho de poder declarar su bancarrota a finales de mayo de 2024.
Sus acciones en las últimas semanas han sido, principalmente, recortar su plantilla en un 15%, detener el desarrollo de nuevos modelos, salvo el de la pick-up eléctrica, pues esta podría atraer una importante inversión de la mano de Nissan. Finalmente esto no llegó a suceder y acto seguido, Fisker fue eliminada de la lista de la Bolsa de Valores de Nueva York debido a un precio de las acciones “anormalmente bajas”.
Para generar ingresos rápidamente y de forma desesperada, Fisker rebajó el precio del Ocean hasta en 24.000 dólares en Estados Unidos, pero esto vino de la mano de ciertas dificultades para afrontar el aumento de ventas.
De forma paralela se encuentran los ya propietarios de un Ocean, pues han visto caer significativamente la cotización de sus vehículos aún habiendo pagado por ellos, en algunos casos, hasta 70.000 euros por una unidad de las más equipadas. También temen que sus vehículos no puedan llegar a ser reparados en caso de averías por la ausencia de un servicio técnico oficial.
Pese a todo, todavía existe una leve posibilidad de que Fisker salga adelante en su proyecto como marca, aunque para ello deberá llegar algún tipo de inversión externa, algo que, por ahora, apunta a una alta dificultad. En los próximos días se desvelarán más detalles sobre esta situación financiera extraordinariamente difícil para Henrik Fisker y su marca de coches eléctricos.
