Se las prometía felices la nueva Fisker a tenor de todo lo que ofrecía el coche que iba a ponerles de nuevo en el mapa. La empresa, que ya quebró una primera vez hace unos diez años, presentó el Fisker Ocean como un SUV con el Tesla Model Y en el punto de mira. Un modelo con un diseño llamativo, buenas cifras de potencia y eficiencia y soluciones muy tecnológicas.
La realidad es que una vez que el coche ha empezado a llegar a manos de los primeros compradores, así como también a manos de la prensa especializada, se han empezado a cancelar reservas, casi, de manea masiva. Tantas que la marca ha tenido que devolver depósitos por un valor de 9 millones de dólares. En total se estima que más del 50 % del total de los compradores que pusieron un depósito, no han acabado de formalizar la compra.
En gran parte esto se debe a que las primeras críticas no han sido nada buenas para el modelo. Si bien, como indica la reputada Motor Trend, el Ocean hace gala de una intachable calidad de fabricación y una muy buena autonomía, incluso apta para viajes largos, lo cierto es que hay aspectos que no terminan de funcionar como deberían.
Para garantizar que el modelo tuviera un buen ensamblado y materiales de primera calidad, Fisker llegó a un acuerdo con el fabricante Magna Steyr, su principal socio. Una empresa austriaca a la que recurren gigantes del sector como Toyota, BMW o Mercedes cuando quieren producir modelos que por plataforma o tecnología, no le es posible a su fabricante primigenio producir en sus fábricas.
Ni aun contando con la ayuda del especialista, Fisker ha podido poner en las calles un coche libre de faltas graves. Una de ellos es el funcionamiento de su sistema de información y entretenimieinto, que acusa multitud de bugs , algo que no sólo señala la publicación norteamericana, sino la prensa en general. De hecho, uno de los vídeos con el Fisker Ocean como protagonista que más alcance ha tenido (más de 5 millones de visualizaciones), tiene como titular que el modelo es el peor coche que nunca han analizado.
El mismo analista tuvo la oportunidad de conducir de nuevo el Ocean semanas después de publicar ese vídeo, pero a pesar de haber avanzado significativamente con respecto a la unidad probada anteriormente gracias a un actualización de sofware, principalmente, sigue diciendo que es el peor coche que ha tenido la oportunidad de probar.
Tampoco los inversores del mercado bursátil parecen querer apostar por la marca, pues el valor de sus acciones se encuentra en el momento de redactar estas líneas por debajo de los 4 centavos de dolar.
La marca espera poder completar este 2024 con actividad, pero de momento Magna Steyr tiene pausada la producción del Ocean, y según ha dado a conocer, no tienen previsto retomar la fabricación de este SUV durante este año. Huelga decir que proyectos de futuro, como el deportivo Ronin o el más asequible Pear, están fuera de cauce, al menos hasta que la situación se solucione.
Con la esperanza de revertir esta situación, Fisker ha rebajado de manera muy agresiva del precio de su coche eléctrico. Tanto que en las versiones que mayor descuento acumulan, el recorte puede llegar a ser de más de 20.000 euros al cambio. Sin embargo, la rebaja no parece compensar las sombras que se generan con las dudas sobre su futuro, ya que mirando más allá, nadie se atreve a reservar un coche cuya red de talleres es aún inexistente, más aún cuando la marca se encuentra en una fase de la que le será complicado salir.
En una decisión que muestra la desesperación que se vive dentro de la marca, el propio Henrik Fisker ha puesto a la venta su mansión de Los Ángeles por un valor que, según el cambio actual, supera los 32 millones de euros.