Europa se ha marcado un objetivo de neutralidad de emisiones muy importante. En 2050 toda actividad en el Viejo Continente debe tener un balance negativo en cuanto a emisiones. La industria ya está trabajando en un reto que supondrá la conversión total en todos los aspectos, desde la fabricación a la forma en la que nos movemos. En 2035 diremos adiós a los coches de combustión en favor de vehículos 100% eléctricos libres de emisiones. Sin embargo, no todo el mundo está confiado en poder llegar a tiempo a semejante objetivo y empiezan a demandarse alternativas más sensatas.
La Unión Europea está compuesta por 27 países miembros, cada uno con sus características y condiciones especiales. No se puede pedir las mismas condiciones a un país como Alemania, considerada como una de las mayores potencias económicas mundiales, que a Albania, por ejemplo. La ejecución de los cambios debe realizarse de forma paulatina en sintonía con las particularidades de cada territorio. Lo que parece tan sensato no se está aplicando con respecto a la propuesta de movilidad eléctrica planteada por Europa.
El coche eléctrico es el futuro y de eso no cabe duda, pero en España la incorporación de modelos 100% libres de emisiones está costando mucho más que en otros países del Viejo Continente. Aunque el objetivo de 2035 esté a más de una década, las cifras de matriculaciones no cuadran con los propósitos. España tiene que acelerar en la transición, pero muchos reconocen que nuestro país se enfrenta a un grave problema. Los últimos en alertar de la situación han sido los vascos. La consejera de Desarrollo Económico, Sostenibilidad y Medio Ambiente del País Vasco, Arantxa Tapia, ha pedido que se tengan en cuenta otras “alternativas”.
Según la consejera, la total electrificación del parque de vehículos “hoy no es una alternativa ni para el año 2035”. Tapia considera que se deben tener en cuenta otras opciones antes de prohibir por completo la venta de vehículos diésel y gasolina. Las declaraciones, recogidas por la cadena SER, han sido realizadas en el seno de un encuentro organizado en la ciudad de Bilbao. Aprovechando la ocasión, la responsable del Gobierno ha pedido hacer un análisis “sereno y en conjunto” de todas las alternativas posibles para que la transición sea adecuada para todos. "El coste de las cero emisiones no puede ser la desindustrialización de Europa", ha añadido Arantxa Tapia.
A pesar de las críticas, la consejera se muestra completamente de acuerdo con la electrificación de la movilidad europea, aunque sí ha alertado que, de seguir este ritmo, en 2035 podríamos encontrarnos con una sociedad a “dos velocidades”. Coches eléctricos de última generación compartiendo carreteras con obsoletos modelos térmicos que no pueden ser sustituidos por motivos económicos. También ha tenido en cuenta la importancia de la industria en nuestro país. Euskadi fabrica hoy en día más de la mitad de los componentes destinados para el sector de la automoción producidos en España.
Dentro del seno de la Unión Europa crecen las críticas hacia la política de movilidad de 2035 ratificada hace unas semanas en el Parlamento Europeo. Alemania, como el principal productor de la región ha sido la primera en plantar cara y solicitar la integración de otras alternativas dentro del programa, principalmente los combustibles sintéticos. Francia e Italia apuestan por la misma vía aunque con enfoques diferentes. Cada país busca defender su economía y a sus ciudadanos. Numerosos fabricantes como Mazda también se han opuesto a la medida al considerarla como “una ley bastante frustrante”.
