Hay que reconocer que el trabajo ejecutado por el Grupo Hyundai (KIA y Hyundai) a lo largo de los últimos años ha sido excelente. Poco a poco, sin llamar la atención, han ido conquistando mercados y segmentos de mercado en territorios tan complicados como Estados Unidos y Europa. En España sólo hay que echar un vistazo a las ventas para descubrir, sin sorpresa, que se sitúan en los puestos más altos de las listas de éxito entre particulares. Los coreanos no quieren caer en la misma situación que otras marcas, Hyundai no quiere depender de China ni de nadie más y busca ensamblar sus propias baterías.
Sus vecinos del sur se han convertido en la potencia más fuerte de la industria del automóvil. Entre sus fronteras no se instalan compañías de la talla de BYD o Geely, fabricantes de automóviles y tecnología, también se ubican las mayores empresas centradas en el campo de las baterías, CATL y la propia BYD dominan el terreno de juego. La primera con los sistemas de iones de litio y la segunda con las químicas de litio ferrofosfato (LFP). Más de la mitad de los coches eléctricos que circulan por el mundo integran sus baterías, incluyendo los de Hyundai para ciertos mercados.
Líneas en construcción y acuerdos con proveedores
Tanto Hyundai como KIA emplean proveedores de diferente nacionalidad para suministrar la energía de sus coches eléctricos, aunque principalmente apuestan por compañías coreanas como SK On o LG Energy Solution, dos de las más grandes compañías de baterías que hay en la actualidad. Ahora, tal y como informan fuentes locales, la cúpula del Grupo Hyundai está tratando de cerrar el círculo de fabricación. Hyundai es mucho más que un fabricante de coches, también es un gran proveedor de acero, tecnología y muchos sistemas de recursos y gestión. Es decir, en el seno de la compañía tienen todo lo necesario para producir todo el ecosistema necesario para la fabricación de vehículos.
Es por eso que durante los peores meses de la crisis de componentes a raíz de la pandemia de la COVID-19 fueron los que menos problemas tuvieron. El próximo paso es la producción de sus propias celdas, módulos y baterías con las que alimentar las gamas IONIQ y EV. El primer paso es la construcción de líneas de montaje piloto que estudiarán la posibilidad real de expandir la producción. Líneas con una capacidad de 1 o 2 GWh para prototipos en su centro de investigación y desarrollo en Anseong, en la provincia de Gyeonggi, Corea del Sur. Todas las fuentes indican que Hyundai podría centrarse en las baterías ternarias y de níquel-cobalto-manganeso.
Ya en 2023 surgieron los primeros rumores al respecto, aunque por entonces las informaciones apuntaban a las baterías LFP. Esta vez, en cambio, la apuesta parece mucho más seria y decidida. Las negociaciones con los proveedores parecen más concretas y avanzadas y todos los detalles apuntan a una fecha concreta; 2027. Para entonces, Hyundai quiere tener la tecnología, los suministros y las líneas de montaje necesarias para producir sus propias baterías para vehículos eléctricos. De esta forma la dependencia externa sería menor y, con toda probabilidad, el coste de producción también sería menor, por lo que podría reducirse el precio final de los coches.