Peter Rawlinson, el CEO de Lucid Motors, es un personaje polémico. Y se encuentra a gusto en ese papel. Por ejemplo, él y Elon Musk, el CEO de Tesla, han intercambiado en más de una ocasión tweets con mensajes envenados. Y con motivo, ya que Elon Musk fue el jefe de Rawlinson en Tesla desde 2009 a 2012.
Pero además, a Rawlinson, un ingeniero británico, le encanta dar titulares pomposos a la prensa. Así, al hablar del segundo vehículo de la marca, el Lucid Gravity -que verá la luz en Estados Unidos en 2025 como un rival para el Tesla Model X-; Rawlinson ya lo catalogó como “el mejor y más eficiente SUV eléctrico del mundo”.
Y hace apenas unos días, en una entrevista en un podcast estadounidense, no dudó en señalar que “Lucid Motors existe para llevar un paso más allá a los coches eléctricos” o que la marca “nunca” fabricaría un coche eléctrico de en torno a 20.000 euros -una postura que ha defendido recientemente Elon Musk- porque estos coches tienen “un margen de beneficios terriblemente bajo".
Rawlinson, demandado por los accionistas de Lucid Air por proporcionar información falsa
Pero la última polémica relacionada con el CEO de Lucid Motors no tiene nada que ver con sus declaraciones y sí, supuestamente, con su actuación en 2022, cuando apenas hacía unos meses la compañía había puesto a la venta su primer coche eléctrico: el Lucid Air, una berlina de 4,97 metros de largo y con una autonomía superior a 800 km.
Según publican desde Electric-vehicles, la demanda interpuesta por varios accionistas de la compañía acusa a Rawlinson y algunos miembros actuales y anteriores de la junta directiva de Lucid Motors de engañar a los inversores sobre la capacidad de la compañía para cumplir con unos objetivos de producción “demasiado ambiciosos”, lo que llevó a la empresa a una fuerte caída en el precio de sus acciones.
La demanda señala que, en febrero de 2022, y tras prometer Rawlinson en noviembre de 2021 una producción estimada de en torno a 20.000 unidades del Lucid Air para el año siguiente; la junta directiva de Lucid Motors rebajó esta cifra hasta un intervalo de entre 12.000 y 14.000 unidades.
Una cifra que todavía resulta demasiado elevada, ya que si en 2022, la marca ensambló 7.180 unidades, en 2023 fabricó 8.428 vehículos y, para 2024, pretende producir en torno a 9.000 vehículos; según anunció hace unos meses.
De cualquier forma, la demanda acusa a Rawlinson y a otros directivos de la empresa de conocer que la compañía no podría cumplir los objetivos anunciados debido “a problemas de logística interna y desafíos de la cadena de suministro”, pero que no reveló esta información a los accionistas.
Rawlinson se embolsó en 2022 un bonus de productividad de 359 millones de euros
La demanda alega asimismo que las previsiones falsas de producción del Lucid Air permitieron que Rawlinson obtuviera un bonus de 379 millones de dólares -359 millones de euros- en 2022; lo que le convirtió en “el ejecutivo del sector de la automoción mejor pagado” ese año.
Así las cosas, esta demanda busca responsabilizar a Rawlinson y al resto de directivos acusados por el incumplimiento de sus deberes y por “enriquecimiento injusto”, y les exige una multimillonaria indemnización a los accionistas por los daños económicos sufridos entonces por la empresa.
Esta demanda ha caído como un jarro de agua fría sobre Lucid Motors que, como señalamos, se encuentra inmersa en el lanzamiento del SUV de lujo Lucid Gravity. Además, ha hecho que, durante la semana pasada, el precio de sus acciones cayera hasta los 1,93 dólares, su valor más bajo en lo que va de año. Y eso supone un problema añadido, ya que aumenta las perdidas anuales de la empresa hasta el 53%.