Quizá a muchas personas es algo que se les ha pasado por alto, pero basta observar los resultados del año pasado de los fabricantes europeos para darse cuenta de que los aranceles que Donald Trump ha puesto en marcha para los coches extranjeros es un problema de mayor envergadura de la que algunos podrían pensar.
La Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA) así ha querido dejarlo claro tras poner sobre la mesa estas cifras, que muestran que Estados Unidos es el segundo país más importante en cuanto a exportación de coches producidos en Europa se refiere. Un mercado, por tanto, muy importante, y que únicamente está superado por Reino Unido, que quedó en cabeza.
La importancia del mercado norteamericano para Europa

En concreto, de algunos de los países de Europa salieron un total de 757.654 vehículos con destino a Norteamérica, lo que representa un 22% de la producción europea en 2024. Eso, frente a los 169.152 automóviles que Estados Unidos envió a la Unión Europa durante el pasado ejercicio, según ACEA.
De ahí la importancia que tiene llegar a un acuerdo para acabar con la guerra comercial que el presidente de EEUU, Donald Trump, ha puesto en marcha con los aranceles del 25% que se van a aplicar a los coches y piezas producidos fuera de Norteamérica y que quieran entrar en el país de Trump.
Y con esta subida de tasas, los impactos negativos no se han hecho esperar, y vendrán consecuencias peores si los líderes políticos de los distintos territorios no se ponen de acuerdo. No es algo ajeno al resto del mundo, pues la política arancelaria afecta a cualquier país extranjero.
Canadá, por ejemplo, ha dicho que arremeterá con aranceles del 100% a Tesla y a cualquier empresa que apoye a Trump, además de dejar fuera de las ayudas estatales a los modelos de Elon Musk y a sus estaciones de carga.
Lo que la Unión Europea quiere hacer

En México se han acabado reduciendo estas tasas previstas inicialmente gracias al acuerdo al que se ha llegado con la presidenta del país, en parte porque Estados Unidos, y Tesla en concreto, trae de allí bastante piezas que necesita para sus tareas de fabricación.
Por su parte, Europa asegura estar trabajando ya en una posible negociación con Donald Trump para eliminar estos aranceles, pero los responsables europeos tampoco descartan una respuesta tan radical o peor que la de Trump, cosa que está por ver.
Lo que está claro es que los fabricantes europeos tienen mucho que perder con este escenario, pues la subida de costes será algo que tendrán que decidir en qué medida acabará pagando el cliente, que terminará siendo uno de los más damnificados.
Por su parte, a los productores norteamericanos también les puede salir cara esta medida, en cuanto a los componentes europeos que requieren, aunque en realidad Donald Trump quiere recuperar la fabricación local y sacrificará lo que sea necesario para conseguirlo.