Vivimos tiempos de cambios. Momentos en los que lo antiguo está siendo rápidamente sustituido por lo moderno y eléctrico. Europa se ha tomado muy en serio sus objetivos medioambientales, pero la prontitud está causando un seísmo en la industria del motor. Las marcas europeas pelean por incrementar la competitividad en un momento donde están siendo atacadas desde diferentes frentes. Un nuevo enemigo acaba de salir de China. Tiene forma de barco y en sus entrañas esconde un gran peligro para todos los fabricantes del Viejo Continente.
No hace falta decir que China se ha convertido en el epicentro mundial de la actividad del coche eléctrico. El despertar industrial ha sido destacado con una impresionante oferta de marcas y modelos. No todas están cosechando los éxitos que se esperaban, pero si hay que destacar a una esa es BYD. En 2023 registraron el mayor incremento de ventas de su historia. En los 12 meses del año pasado vendieron más de tres millones de coches enchufables, de los cuales 1,81 millones fueron 100% eléctricos. Si bien China sigue siendo su mercado principal, cada vez más unidades son matriculadas fuera del país, incluyendo en Europa.
Más barcos llegarán en los próximos años para inundar el mercado eléctrico mundial
El Viejo Continente se ha convertido en un campo de batalla para el mercado eléctrico. Las normativas de prohibición de vehículos de combustión a partir de 2035 han sacudido los cimientos y ha abierto la puerta a numerosas marcas extranjeras. Pocas de la talla y el poder de BYD. El desembarco comercial y oficial en Europa se produjo a principios del año pasado. Una primera toma de contacto, seguida de una agresiva campaña de lanzamientos y desembarcos, nunca mejor dicho. En China se han tomado tan en serio este propósito que han construido una pequeña flota de barcos portacoches con los que inundar Europa.
Los diferentes conflictos internacionales y geográficos han debilitado las líneas marítimas comerciales. Muchas empresas han anunciado retrasos e incluso parones en la producción, pero BYD quiere escapar de todos esos problemas con sus propios buques. El primero, el BYD Explorer No.1, acaba de salir de China con nada más y nada menos que 7.000 vehículos en sus entrañas. La compañía ha reconocido este momento como un punto crucial en su intención de conquistar Europa. Una maniobra que hace unas semanas dejaron bien clara con el anuncio de la construcción de su primera fábrica en suelo europeo. Los productores tradicionales tienen mucho que temer.
El Explorer No.1 está impulsado por gas GNC, mide 200 metros de largo, 38 metros de ancho y es capaz de navegar a un máximo de 18 nudos durante una autonomía máxima de 29.260 kilómetros. Como ya hemos dicho, es el primero de un total de siete barcos que BYD espera flotar en los próximos dos años. Echando una cuenta rápida, siete barcos con 7.000 coches por barco suponen casi 50.000 vehículos por cada ciclo de descarga. El viaje será largo y cargado de riesgos, pero más peligroso es el potencial desequilibrio que BYD puede causar en la industria europea si las marcas no toman nota y contrarrestan la llegada de nuevos rivales con productos atractivos en precio y rendimiento.
