En el artículo anterior destacamos el hecho de que los vehículos a batería en la actualidad son más costosos de producir y que los consumidores tienen una disposición bastante limitada para pagar el coste de los mismos. La combinación de estos dos factores conduce a una menor rentabilidad de los vehículos eléctricos frente a los coches de combustión interna.
Sin embargo, según los últimos análisis, es posible utilizar la tecnología actual para diseñar un vehículo eléctrico rentable, que sería competitivo en costes con los coches de combustión interna para 2020. En el artículo anterior, analizamos el ejemplo de un vehículo eléctrico de tamaño mediano que hoy en día es aproximadamente 12.000 dólares más costoso y, por lo tanto, menos rentable, que un coche de combustible similar. El desafío es encontrar palancas de costes e ingresos para reducir la brecha.
Optimizar los diseños del vehículo eléctrico
Creemos que los fabricantes pueden reducir los costes de los vehículos eléctricos de 5.700 a 7.100 dólares (5.000 a 6.300 euros) al mejorar las estrategias y combinar eso con una plataforma dedicada a coches eléctricos. Esto podría lograrse aprovechando la nueva libertad en el diseño mediante el uso de subsistemas eléctricos.
Un diseño más simple para reducir costes
Los fabricantes pueden aprender de los conceptos vanguardistas de los vehículos eléctricos. El estudio de Mckinsey reveló que un diseño más simple en la cabina, la electrónica y en la estructura del coche redujo los costes hasta en 600 dólares (530 euros), sin eliminar las funciones principales del vehículo. La eliminación de pantallas adicionales, botones, interruptores, cableado, módulos y componentes estructurales adicionales, así como la reducción de la complejidad general del diseño, generó importantes ahorros.
Los expertos también señalaron que los fabricantes solo pueden lograr todos estos ahorros en costes de materiales al usar una plataforma dedicada a vehículos eléctricos que permite un mejor diseño del espacio interior de la cabina, así como mejoras en la electrónica de potencia, los motores y los paquetes de baterías. Sin embargo, también obtenemos información al evaluar comparativamente los diseños de bajo coste de la industria automotriz no eléctrica. Los análisis muestra que los constructores pueden aplicar estos aprendizajes y crear vehículos simples y divertidos que cuesten entre 1.300 y 1.800 dólares (1.150 y 1.600 euros) menos a través de opciones de características inteligentes, ajustes de especificaciones de diseño y mejoras de fabricación, todo sin comprometer la seguridad.
Algunas de estas opciones incluyen el uso de una electrónica del vehículo más básica con menos opciones motorizadas, un diseño e iluminación de la carrocería más sencilla, diseños de asientos simples y adornos interiores minimalistas. Nuestro trabajo sugiere que las empresas pueden obtener ahorros del 20 al 30% en componentes con estos enfoques de diseño, incluso ajustando las especificaciones de los materiales y negociando con los proveedores con el objetivo compartido de la rentabilidad de los vehículos eléctricos.
Optimización para la movilidad urbana
Para muchos segmentos de clientes, los coches eléctricos de hoy ofrecen una autonomía muy limitada, ya sean los coches a batería más pequeños con un rango de 100 millas (160 km) o menos, o los vehículos eléctricos de lujo con una autonomía cercana a 300 millas (480 km). El promedio de millas recorridas por vehículo para una población urbana es de aproximadamente 20 millas (32 km) por día en Estados Unidos, y aumenta a alrededor de 30 millas (48 km) por día cuando se tienen en cuenta los grupos demográficos que conducen más.
Suponiendo la eficiencia actual de la batería en kilovatios-horas (kWh) por milla, un rango atractivo para los clientes urbanos serían aproximadamente 25 kWh de energía. Sin embargo, si tomamos en cuenta la preferencia del consumidor de usar el mismo vehículo para ocasionales viajes rurales, la capacidad óptima de la batería aumenta aproximadamente a 40 kWh, lo que equivale a 250 kilómetros o 160 millas, según el promedio de millas recorridas por vehículo promedio en áreas rurales. Una reducción en la capacidad de la batería a 40 kWh ahorraría de 1.900 a 2.100 dólares (1.700 a 1.850 euros), mientras que la autonomía aún permitiría a la mayoría de los consumidores realizar viajes sin sacrificar sus rutinas diarias, especialmente aquellos en entornos urbanos.
Optimización del ensamblaje final
El estudio reciente de McKinsey sobre el diseño de vehículos eléctricos también sugiere que una plataforma de coches eléctricos especialmente diseñada es más fácil de ensamblar y podría ofrecer un ahorro de hasta 600 dólares por vehículo en el precio final. Ese ahorro proviene de tener menos componentes para ensamblar y requiere menos capital cuando se utiliza una planta únicamente para los vehículos eléctricos, en lugar de las complejas fábricas que combinan líneas de coches de combustión interna y vehículos a batería.
Asociaciones durante la transición
Durante los próximos cinco a siete años, a medida que la industria automotriz avanza hacia la electrificación pese a las dificultades con la rentabilidad, los fabricantes de automóviles deberían considerar seriamente asociarse y colaborar con sus competidores. En un momento en que las firmas automotrices enfrentan la posibilidad de reorganizar numerosos modelos y plataformas para la electrificación, la colaboración con otras marcas puede reducir la carga de costes fijos en I+D y en producción.
Los beneficios serán especialmente altos si los fabricantes pueden compartir plataformas y plantas de vehículos eléctricos. Estas alianzas también serán más beneficiosas cuando se realicen compras de baterías de mayor volumen y de electrónica de potencia, lo que resulta mucho más difícil cuando se hace en solitario. De hecho, algunos fabricantes ya han anunciado una serie de asociaciones globales centradas en reducir el coste de diseño y producción de los vehículos a batería. Las asociaciones podrían permitir un ahorro de 1.500 a 2.000 dólares (1.300 a 1.800 euros) por vehículo.
La economía del vehículo eléctrico para los clientes
Los fabricantes podrían evaluar la posibilidad de elevar un poco los precios de los vehículos eléctricos. Según los datos de las encuestas realizadas a los consumidores, más del 40% de los compradores de vehículos eléctricos estarían dispuestos a pagar una pequeña prima por los coches. Para ello, los fabricantes deben explicar los beneficios económicos que representa adquirir un coche a batería. Por ejemplo, un consumidor que paga 10% más por un vehículo eléctrico que por un coche de combustión interna logrará equiparar los costes en casi un año si también incluye en el cálculo los costes de combustible y mantenimiento.
Sin embargo, las encuestas a distribuidores demuestran que este enfoque rara vez se utiliza. Los fabricantes deben hacer un mejor trabajo informando a todas las partes interesadas en el canal de ventas para educar a los compradores sobre los beneficios de la propiedad de un coche eléctrico. Por ejemplo, gastar 20 dólares (18 euros) adicionales por mes en pagos de financiamiento o leasing, con un ahorro aproximado de 60 dólares (53 euros) por mes en combustible y costes de mantenimiento, debería ser una gran oferta para la mayoría. La economía para los propietarios de vehículos eléctricos será mejor en ciudades como Londres, donde los conductores de coches a batería no pagan la tarifa de congestión de 24 libras esterlinas (28 euros) por día.
Explorando nuevos modelos de negocios
Los fabricantes de automóviles que adopten un enfoque más audaz para cerrar la brecha de rentabilidad también pueden experimentar con una gama de nuevos modelos de negocios para segmentos específicos. Las ideas van desde las ventas directas dirigidas a flotas hasta el alquiler de baterías.
Económicamente, tiene sentido apuntar a los clientes de flotas de vehículos eléctricos, dado que estas flotas generalmente entran en una categoría de alto kilometraje en la que el coste total de propiedad (TCO) de los coches eléctricos es beneficioso, y priorizan el TCO más alto sobre otros factores de compra. La venta directa a estos clientes puede reducir los costes de venta en aproximadamente 1.000 dólares (890 euros) por vehículo al evitar los gastos de la sala de exposición o el concesionario.
Los constructores podrían ofrecer el alquiler de baterías por separado del vehículo y revender las baterías más viejas al mercado de almacenamiento estacionario para uso secundario. El alquiler de baterías tiene el potencial de atraer a los consumidores que evitan comprar un vehículo eléctrico debido a la incertidumbre en el rendimiento y la capacidad degradante de las baterías en la actualidad. Los fabricantes que operan con éxito un programa de alquiler de baterías podrían agregar más de 1.000 dólares en ingresos por vehículo durante un plazo de alquiler de cinco años. Un cliente pagaría una tarifa mensual para rentar la batería, suponiendo un margen agregado sobre el valor depreciado del paquete de la batería. Esta podría ser una idea cada vez más viable para generar ganancias, pero aún asumimos que esto solo atraerá a una minoría de clientes en la actualidad.