En los últimos 20 años la tecnología asociada al campo del automovilismo ha evolucionado más que en todo el siglo anterior. Hoy, damos por sentadas ciertas comodidades que en su día fueron tecnologías extraídas de la ciencia ficción. La mejora ha sido notable en todos los segmentos de la industria, pero más si cabe con la llegada de los coches eléctricos. Hoy, nuestros automóviles son más una caja tecnológica con ruedas que coches en sí mismos. Si bien esto plantea muchas ventajas, también hay que ser conscientes de los inconvenientes. Un estudio americano demuestra que la tecnología de los eléctricos es mucho más delicada que la de los modelos de combustión interna.
JD Power, una reputada empresa de análisis del mercado, ha realizado un profundo análisis de la tecnología centrada en la automoción y los resultados no pueden ser más esclarecedores. Esta commodity ya es uno de los argumentos de venta más importantes a la hora de adquirir un coche nuevo. Lucir los últimos avances de la industria ha ganado peso en la toma de decisión, pero una cosa es lo que podemos ver en el concesionario y otra bien diferente la que se vive día a día tras el volante. En el estudio, se demuestra que los EV tienen un peor ratio de satisfacción.
Los usuarios de un coche eléctrico se enfrentan a más problemas con las funciones más avanzadas en comparación con los conductores de modelos con motores diésel o gasolina. JD Power destaca que el 86% de los usuarios de vehículos eléctricos muestra alguna insatisfacción con respecto a alguna característica moderna de su coche. La única marca que se salva de esta crítica es Tesla, aunque también hay que tener en cuenta que la comunidad de la firma americana suele estar mucho más apegada a la marca que ninguna otra. A pesar de ello, también hay críticas al respecto.
En líneas generales, ciertas características modernas recibieron la mayor parte de las críticas de los usuarios, como, por ejemplo, el asistente remoto de estacionamiento, con una tasa de fallos en el 27,4% de los coches eléctricos frente al 10,7% en los modelos térmicos. Los usuarios que han participado en el estudio también detallan otras funciones que fallan o resultan molestas como el control gestual o los sensores biométricos que detectan síntomas de fatiga o desatención por parte del conductor. En ambos casos, los modelos térmicos presentaron menos problemas que sus rivales eléctricos.
Mención especial reciben los sistemas ADAS, los corrientes y cada vez más intrusivos asistentes a la conducción. Con respecto a años anteriores, las valoraciones positivas han disminuido. Dicho estudio también destaca que el éxito de una tecnología no sólo radica en la fiabilidad de la misma, el número de fallos que ocasione, sino también en la experiencia para el usuario. La tecnología no sólo debe ser accesible a usuarios expertos, también a aquellos conductores que dan el salto y que deben enfrentarse a una sobresaturación de sistemas.
Por último, el estudio destaca que la innovación es más sustancial entre fabricantes que exclusivamente fabrican coches eléctricos, como Tesla, Rivian o Lucid Motor. Los conductores de estas marcas valoran mejor los sistemas presentes, además de mostrar una habilidad mayor que la de otros conductores de vehículos tradicionales. Sin embargo, estos tampoco están exentos de problemas pues las tres compañías ofrecen insatisfacciones por encima de la media del mercado prémium, con una tasa de 24,3 fallos por cada 100 vehículos. La investigación, realizada entre febrero y mayo de 2023, se basa en las respuestas de 82.472 propietarios de automóviles MY2023 que fueron encuestados después de tres meses de uso.