Más allá de lo que la legislación exija en materia de seguridad para evitar atropellos por la falta de ruido, los coches eléctricos son a veces criticados porque carecen de la parte emocional que aportan los diferentes sonidos de un motor de combustión interna. Si bien a bajas velocidades deben hacerse notar, en la circulación normal un coche eléctrico solo tiene el aporte sonoro de la aerodinámica porque un motor eléctrico es prácticamente silencioso. Lo que algunos ven como un fallo y un defecto, otros lo ven como una virtud y otros como una oportunidad para crear una nueva banda sonora.
Un motor de combustión emite una serie de sonidos que además de darle un matiz emocional a la conducción, también ayudan a saber que está pasando debajo del capó. Con un motor eléctrico esa parte emocional hay que disfrutarla en silencio y la otra observando la instrumentación. En la nueva industria del automóvil eléctrico ha surgido un nuevo campo que puede resultar tan emocionante como cualquier otro. Los ingenieros de sonido tienen trabajo aquí y están tratando de decidir cómo debería sonar un coche eléctrico (o como no debería sonar).
Por su propio funcionamiento, los motores de combustión cuentan con señales auditivas naturales. Sin embargo, no ocurre lo mismo en un motor eléctrico, aunque sí están dotados de muchas formas de producir sonidos. Un coche eléctrico, en realidad, puede sonar de cualquier manera. Algunos fabricantes de automóviles ya están trabajando en la creación de sonidos abstractos y evocadores que transmitan la sensación de velocidad replicando las revoluciones crecientes de un motor de combustión interna. Mercedes, por ejemplo, ha creado varios paisajes sonoros para el EQS que suena como las cápsulas racer del universo de Star Wars.
Sin embargo, los sonidos abstractos como este no siempre son bien acogidos por todos. Los más tradicionales echarán de menos el sonido real de las explosiones y el petardeo de algunos motores, que en realidad también es posible recrear con la tecnología actual. Algunas empresas como es el caso de Everrati ha decidido crear el sonido del motor de combustión aunque no esté presente bajo el capó. Para el proyecto del Ford GT40 eléctrico agregó altavoces capaces de emitir 110 decibelios (casi la misma cantidad que un concierto de rock) simulando un V8 sintético que se pueden escuchar desde el interior y también desde el exterior.
Sin embargo, esta moneda también tiene dos caras y lo que algunos ven como una ventaja de los motores otros lo ven como una gran debilidad. Es el caso de Rolls-Royce, que está convencida que los motores eléctricos serán el sistema de propulsión perfecto para sus vehículos, precisamente porque emiten muy poco ruido y hacen mucho más confortable la marcha.
"Henry Royce comenzó su vida laboral como ingeniero eléctrico y dedicó gran parte de su carrera a crear motores de combustión interna que simularan las características de un automóvil eléctrico: funcionamiento silencioso, par instantáneo y la sensación de una marcha sin fin", escribía recientemente la compañía en comunicado de prensa.
Por eso, para este debate hay opiniones de todos los colores. Hay quien defiende radicalmente que un coche debe sonar como siempre lo ha hecho, respondiendo a los cambios de revoluciones, a las aceleraciones y a las desaceleraciones con su sonido correspondiente. También hay quien acepta que estos sonidos puedan simularse a través del sistema de altavoces del coche, lo que además permite cambiarlo o incluso prescindir de él. Y también están quienes defienden el silencio de los motores eléctricos como una gran virtud que elimina la incomodidad de estar escuchando ruidos que interrumpen la conversación o el sonido del sistema multimedia. Nadie tiene razón y nadie se equivoca, solo son gustos diferentes. Con el coche eléctrico, cualquier opción es posible.