La estandarización es una de las necesidades básicas que debe adoptar la movilidad eléctrica. Las diferentes tomas de carga, los distintos proveedores o sistemas de pago no acercan la electrificación al conductor medio. Todo debe basarse en sistemas unificados que hagan más fácil una experiencia que, hoy por hoy, puede llegar a ser desagradable. En Estados Unidos, la batalla por establecer un sistema de carga único tiene un gran ganador, Tesla. Todos sus rivales están adoptando el formato de los de Austin en un claro ejemplo de superioridad. Mercedes ya piensa en dar el salto, mientras que Elon Musk anima a Toyota a hacer lo propio.
Si bien en Europa hace tiempo que se adoptó el formato CCS como el estándar unificado para la recarga de coches eléctricos, el mercado americano no había conseguido posicionarse en un solo sistema. Por un lado, estaba Tesla con su puerto NACS y, por otro, el resto de fabricantes y asociaciones que durante mucho tiempo han apoyado el formato CCS. Sin embargo, las evidencias demuestran que la mayoría no siempre tiene la razón. El primero en dar el salto fue el mayor fabricante de Estados Unidos, Ford.
A finales del mes pasado, los de Michigan hicieron público un anuncio que pilló a todo el mundo por sorpresa. De la noche a la mañana, Ford anunciaba un acuerdo con Tesla para la incorporación del formato NACS en los coches del óvalo a partir del año 2025. Este pequeño movimiento ha causado todo un revuelo en la industria del motor en Estados Unidos. Uno tras otro, cuales piezas de dominó, los fabricantes han seguido los pasos de Ford. General Motors ha sido la última en firmar acuerdos similares con los de Austin y Stellantis se lo está pensando.
Sin embargo, todavía hay compañías que se resisten a dar la razón a Tesla y pasarse a su bando. Ceder ante semejante presión es difícil. Aunque no hay anuncio oficial, un informe desvelado en Drive Tesla Canada, deja patente que Mercedes está planteándose seriamente hacer el cambio del puerto CCS al NACS a partir de 2025. El caso de los alemanes es especialmente delicado ya que a principios de este año, Mercedes anunció en el CES de Las Vegas que aspira a construir su propia red de carga con más de 400 estaciones de carga rápida y 2.500 puntos en Estados Unidos en 2027.
El informe no desvela qué estrategia seguirá Mercedes, pero todo apunta a que el cambio se producirá rápidamente. El poder de seducción de Tesla es muy grande, aunque razonable. Su red de supercargadores es, hoy por hoy, la infraestructura de carga con más garantías del mundo. Sus puntos son los mejor valorados por los usuarios, tanto por velocidad de carga como por servicio. Apenas tienen fallos o provocan errores. Acercarse a un Supercharger es sinónimo de tener la carga asegurada casi el 100% de las veces. Algo que no pueden decir otros grandes proveedores de la industria.
Elon Musk, a la caza de Toyota
El magnate americano sabe que está muy cerca de lograr una victoria psicológicamente muy importante. Aspira a dominar, pero sabe que una compañía tiene la llave para que su estrategia se complete, Toyota. Aunque los japoneses no están ni cerca de liderar las ventas eléctricas, hacer sucumbir al mayor fabricante del mundo es el paso definitivo. Elon Musk ya ha animado a Toyota a dar el salto: “Deberían unirse a la coalición del NACS”. La mentalidad japonesa puede impedir ese paso, pero todo hace indicar que antes o después se verá obligada a darlo. Estados Unidos parece haber aceptado un estándar y quedarse fuera de esa alianza puede ser un desastre total.