Por Internet hay quien llama al Tesla Cybertruck "la guillotina" debido a lo que ocurre con el sistema de cierre eléctrico del frunk, el maletero situado en la parte delantera. Tal vez parezca una prueba ridícula, pero lo cierto es que la tecnología ya ha evolucionado lo suficiente como para que el vehículo pueda ser capaz de detectar que algo impide su cierre e interrumpir el proceso, aunque sea por mera seguridad. De hecho, hay modelos que lo hacen.
Obviamente, lo complicado es que evite que alguien cierre una puerta de forma manual, aunque también los hay que se pillan los dedos ellos mismos o incluso a alguien que no esperaban que tuviera la mano colocada en el marco.
Por redes sociales circulan algunos vídeos en los que se usan salchichas, zanahorias y plátanos para probar lo que ocurre con el cierre automático del frunk. El resultado, desde luego, pone los pelos de punta por cómo quedan.
Pero nadie sería tan ¿valiente? como para poner la mano… O, al menos, no debería jugarse la integridad de esa manera. Pero ha ocurrido. Hemos encontrado a un youtuber que se ha atrevido a hacerlo.
Aunque el resultado son unos dedos aplastados, lo cierto es que no hay huesos rotos ni heridas que hagan saltar las alarmas. Eso sí, hablamos de cuando la mano está colocada en el lateral del maletero delantero. Este creador de contenido no quiso jugársela en las esquinas superiores del frunk, la zona más crítica visto lo que hace con una zanahoria.
Pero nos podemos hacer una idea de cómo habrían acabado sus dedos si llega a hacer la prueba. Quizá, tanto el modelo de Tesla como el Rivian R1T y el Ford F-150 Lightning deberían trabajar a fondo en el cierre automático de cualquiera de sus puertas y portones. Que detecten que algo interfiere en el cierre tiene bastante sentido para evitar que estas situaciones se puedan dar en incidentes reales.
Desde luego, es una mala publicidad para la Cybertruck, que no hace más que encontrarse problemas tras apenas dos meses desde su lanzamiento. Primero, llegaron los retrasos en la producción y entrega, que todavía continúan; después, el precio subió excesivamente respecto al anunciado inicialmente; en tercer lugar, la autonomía real es mucho menor que la indicada en su ficha técnica, y, por último, hay mercados como Europa que no quieren ni oír hablar de este coche por sus carreteras.
La prohibición de la venta en nuestro continente (que no es el único) se debe a que la pick-up no aprueba los crash-tests europeos, ni en cuanto a la seguridad del conductor y los pasajeros ni mucho menos en cuanto a la protección a peatones y ciclistas en caso de accidente. Así las cosas y con todos los quebraderos de cabeza que está dando este coche a Elon Musk, no sería de extrañar que sólo unas pocas unidades acaben pisando asfalto.
Y desde luego, compradores no le van a faltar, porque hay personas a las que les da igual todo esto. ¿Pondrías la mano en el frunk por algo así?