La llegada de los coches eléctricos ha aumentado de manera exponencial el peso medio de un vehículo, principalmente a causa de los paquetes de baterías que los fabricantes se ven obligados a equipar para cumplir con una autonomía mínima. Sin embargo, en otros aspectos la tesitura es completamente la antónima y donde, precisamente, más se contrapone es en el campo de los propulsores.
Si antes un motor térmico debía estar compuesto por un enorme bloque de fundición y estar acompañado, de manera inherente, de todos sus componentes tanto internos como periféricos que sumaban al conjunto varios cientos de kilos (un par de ellos en el menor de los casos), con la llegada de los motores eléctricos la relación entre potencia, peso y tamaño se ha llevado a niveles que un motor de gasolina nunca podrá llegar a igualar.
El mejor ejemplo de ello puede ser el último propulsor eléctrico que se ha presentado en sociedad. Pertenece al fabricante británico Helix y se identifica bajo el código SPX177. Se trata de un motor que no ha sido diseñado para incluirlo en su catálogo de productos a la espera de que cualquier fabricante de coches le interese incorporarlo a un modelo de su gama, sino que, por el contrario, el SPX177 ha sido diseñado por encargo por un fabricante que tenía unas necesidades muy específicas.
Tal y como ha detallado la propia Helix, su cliente es un fabricante de coches deportivos y, a juzgar por la cifra de potencia que solicitaban extraer del propulsor, tal vez de superdeportivos. Y es que encargaron a la empresa que un sólo propulsor pudiera erogar una cifra de 650 kW, que equivale a 884 CV. Este es el dato de potencia continua. La potencia máxima llega a un pico de 711 kW, 966 CV. Todo ello empaquetado en una carcasa cuya longitud total es de tan sólo 261 milímetros.
Es una potencia muy llamativa que será posible alcanzar mediante el uso de un sólo motor. Muchos fabricantes, dado el reducido peso de los motores eléctricos, están optando por incorporar uno en cada eje para doblar las cifras de potencia y, con ello, lograr tracción a las cuatro ruedas. Pero, según ha especificado Helix, este propulsor será el único que tome lugar en el futuro deportivo.
El desarrollo de este peculiar motor ha sido dirigido por el ingeniero Derek Jordanou-Bailey, quien anteriormente trabajó en el departamento de propulsores de Mercedes-AMG (Mercedes-AMG High Performance Powertrains) en Fórmula 1. "Es pequeño y sólo pesa 41 kg, incluido el inversor de 13 kilos", explica Jordanou-Bailey sobre el SPX177.
Se trata de un motor trifásico doble, lo que quiere decir que su corriente se reparte entre dos inversores. Un recurso necesario para satisfacer las necesidades de entrega de potencia y demanda a estos niveles. Para poder canalizar la tensión de la manera más efectiva y segura, son un total de seis cables de alta tensión los que conectan el inversor al motor.
Aunque en la versión de producción el SPX177 rendirá una potencia de 650 kW, lo cierto es que durante el desarrollo han sido capaces de llevarlo hasta los 700 kW nominales, que suponen 952 CV.
En Reino Unido son varias las empresas que fabrican deportivos de pura cepa y cualquiera de ellas puede ser la que ande tras el encargo a Helix. Por ejemplo, sabemos que el Lotus Evija hacía uso de motores fabricados por Helix. McLaren también puede estar tras este encargo, así como Noble, Caterham o Ariel.
