Bill Gates acaba de inyectar dinero en una empresa que podría cambiar la forma de entender los restos que terminan acumulándose en vertederos convencionales. Estos desperdicios pueden generar cada día toneladas de CO2 debido a la descomposición orgánica, por lo que prácticas como el reciclaje pueden no resultar suficientes. Convertir toda esta basura en pequeños ladrillos de madera y otros restos y enterrarlos bajo tierra podría ser la solución para detener el problema derivado de la actividad humana.
Esta nueva alternativa se espera que pueda echar a andar este año 2024, prometiendo evitar emisiones anuales por valor de varios miles de toneladas de CO2. Vamos a ver en qué consiste.
Con forma de ladrillos de madera, esta solución permite encapsular la eliminación de residuos
El transporte y el uso de combustibles fósiles son dos de las actividades que más emisiones provocan a la atmósfera, pero algo tan natural como la propia descomposición de la basura también produce este proceso. A lo largo del tiempo se han creado máquinas capaces de absorber el CO2 presente en la atmósfera, pero su coste ha hecho inviable cualquiera de estos proyectos. Esta nueva alternativa, la cual ha sido financiada por el magnate estadounidense, reduce el coste de 600 dólares por tonelada de CO2 a tan solo 100 dólares.
El funcionamiento de esta nueva tecnología, aparentemente, es muy sencillo. La startup Graphyte, a través del proyecto Carbon Casting, ha creado un modelo de negocio sostenible y, sobre todo, escalable. El objetivo de esta tecnología consiste en crear ladrillos de biomasa que han sido previamente expuestos a un proceso de deshidratación para evitar que se produzca una futura descomposición. De esta manera, se consigue eliminar cualquier rastro de organismos biológicos que puedan comenzar con su labor de eliminación de los restos.
Una de las claves relacionadas con este sistema es la creación de depósitos bajo tierra en áreas cubiertas con placas solares. Al fin y al cabo, es un terreno cuya parte inferior no será de utilidad, por lo que este emplazamiento cobra mucho más sentido. Para comprobar que el resultado de esta tecnología se mantiene libre de microorganismos con funciones de descomposición, se instalarían sensores en las cámaras en las que permanecerían estos residuos.
Graphyte podría comenzar con este particular trabajo una vez que concluya la construcción de su primera planta en el Estado de Arkansas, Estados Unidos. Para 2024 se espera que este proyecto piloto pueda ser capaz de evitar que miles de toneladas de CO2 se emitan a la atmósfera en tan solo unos meses, pudiendo establecer un objetivo a medio plazo que se situaría en torno a las 50.000 toneladas. Casi nada.