En Europa, la normativa que rige el uso de las bicicletas eléctricas por las vías públicas exige una serie de requisitos para que sean consideradas vehículos EPAC, lo que les permite cricular como una bici convencional. Si bien es estricta y, por eso, muy discutida, tanto fabricantes como ciclistas deben cumplirla: su motor eléctrico no debe superar los 250 W de potencia, solo asiste al ciclista si hace girar los pedales y, como mucho, hasta los 25 km/h y no puede existir un acelerador o un impulsor que ponga en marcha el motor sin pedalear.
El hackeo, la piratería o la manipulación de las bicicletas eléctricas es una práctica que algunos usuarios utilizan para saltarse estas restricciones electrónicas. Es más habitual en Europa que en otras regiones del mundo, ya que las limitaciones de velocidad y potencia son mucho más estrictas que, por ejemplo, en Estados Unidos.
Shimano, tajante contra la piratería
El fabricante japonés es uno de los más proactivos contra estas prácticas ilegales. Por eso, ha publicado un comunicado avisando de las importantes consecuencias que tendrá para aquellos que manipulen sus sistemas de asistencia. En él, asegura que “se esfuerza por garantizar que los productos Shimano se utilicen con seguridad solicitando a los fabricantes de bicicletas que incluyen una unidad de transmisión Shimano que cumplan con los estándares nacionales y regionales que garantizan un cierto nivel de calidad.”
En su comunicado, el fabricante se posiciona en contra de cualquier tipo de manipulación que implique un aumento del rendimiento o de la velocidad máxima permitida. Indica que la circulación por la vía pública, no solo puede acarrear problemas técnicos y económicos, sino también graves consecuencias legales. Las medidas que se explican se aplican tanto para las bicicletas eléctricas fabricadas por la firma nipona como por otras marcas que implementen sus componentes en ellas.
Las consecuencias
Los kits de deslimitación que se emplean en estas prácticas y cualquier otro tipo de manipulación pueden dañar el sistema de transmisión, así como a la propia bicicleta. En cuanto a la vertiente legal, Shimano advierte de que, en el caso de detectar cualquier manipulación, se perderá la garantía del fabricante relativa a todos los componentes del sistema ya que esta adulteración podría causar daños a la unidad de transmisión, así como a otros componentes de la bicicleta. Además, si durante el uso de la bicicleta alterada se produce un accidente, también pueden existir responsabilidades civiles.
En referencia a los aspectos técnicos y económicos, los sistemas Shimano STEPS disponen de un sensor que puede detectar la manipulación, que se mostrará con el código de error E295 en la pantalla de control. En este caso, el motor entra en modo seguro, procediendo a su bloqueo. Para poder recuperar su funcionalidad es indispensable acudir a un servicio técnico oficial de la marca donde, mediante un dispositivo especial, tratarán de desbloquearlo ya que hay ciertas situaciones en las que resulta imposible desactivarlo.
El fabricante advierte que el coste de la reparación puede ser mucho más elevado en caso de tratarse de una modificación de este tipo y que, en algunos casos, es imposible desbloquear el sistema.
Por último, el comunicado indica que “con respecto a la modificación de las e-bikes, Shimano coopera con la Confederación de la Industria de la Bicicleta Europea (CONEBI) y sus miembros, la industria, las asociaciones de distribuidores, las organizaciones de consumidores, la policía, las instituciones de investigación de accidentes, los expertos, los institutos de pruebas y los medios de comunicación especializados para denunciar la manipulación de las e-bikes y apoyar a otras partes interesadas en la prevención de la manipulación”.