Elon Musk es uno de los grandes empresarios de este siglo. De eso no cabe ninguna duda. A lo largo de su vida, muchos son los éxitos que ha firmado a base de trabajo, esfuerzo y riesgo. Desde que descubrió una pequeña empresa de coches eléctricos llamada Tesla supo que podía llevarla a un límite inimaginable y así ha sido. Convertido hoy en uno de los hombres más ricos del mundo y en todo un influencer en diversas industrias, no siempre se puede acertar en cada una de las decisiones que se toman en el camino. Musk no estuvo muy fino en una vital decisión que hoy Tesla está intentando corregir.
El Autopilot de Tesla es, posiblemente, uno de los mejores programas de asistencia a la conducción que hay en el mercado. Catalogado con un nivel 2 de conducción autónoma, el programa de la compañía ha estado salpicado en todo momento por diferentes críticas y problemas. Si bien tiene una larga colección de seguidores, en los últimos años su calidad se ha visto comprometida por una decisión en la que Elon Musk jugó un papel fundamental. Así lo ha descubierto el Washington Post. Una historia algo controvertida y en la que entra en juego una personalidad arrolladora.
Obviamente cuesta enfrentarse a una persona como Musk a la hora de tomar una decisión. La suya prevalecerá por encima de las del resto porque han sido más sus aciertos que sus errores. Con un programa aclamado, el magnate americano tomó la drástica decisión de apoyar todo el sistema en la lectura proporcionada por las múltiples cámaras que se instalan en los Tesla. Muchos ingenieros alertaron del riesgo que esto suponía y del problema de asegurar toda la estrategia en las lentes y en el software de control. Obviamente, como ya sabemos, a día de hoy el Autopilot se basa exclusivamente en las cámaras.
El problema de estos dispositivos es que pueden dañarse, mancharse o verse afectadas por el sol o la lluvia. Por ese motivo muchos fabricantes crean sistemas redundantes apoyados en sensores y radares. El informe desvelado deja patente la lucha interna que se produjo: “Musk no estaba convencido y anuló a sus ingenieros. En mayo de 2021 Tesla anunció que eliminaría el radar en los coches nuevos. Poco después, la empresa comenzó a desactivar los radares de los vehículos que ya circulaban. El resultado, según entrevistas con casi una docena de ex empleados y conductores de pruebas, funcionarios de seguridad y otros expertos, fue un aumento en los accidentes o cuasi accidentes y otros errores vergonzosos por parte de vehículos Tesla privados repentinamente de un sensor crítico”.
Sin embargo, hay que reconocer que ante un fallo de esta magnitud lo más importante es saber reponerse y corregir el problema cuando se presenta. Y Tesla está solventando la situación con una nueva estructura de radares y sensores que hará más seguro el programa Autopilot. A finales del año pasado los de Austin confirmaron que volverán a usar los radares para sus avanzados asistentes a la conducción. Antes, en verano del año pasado, se desvelaron las primeras patentes de un nuevo radar por parte de Tesla. Pronto empezarán a instalarse en los nuevos modelos y gracias a ello se espera que los fallos de seguridad se reduzcan considerablemente.
Ahora sólo queda recuperar la confianza por parte de los conductores. El año pasado fue especialmente negativo en cuanto a la popularidad del Autopilot de Tesla. Siempre ha sido uno de los mejor valorados de la industria, pero una encuesta realizada por Consumer Reports demostró que la satisfacción ya no era la de antes. De 2021 a 2022 Tesla ha caído seis puestos en la clasificación, del segundo lugar al séptimo. Actualmente el sistema mejor valorado está en posesión de Ford, seguido de General Motors, Mercedes, BMW, Toyota y Volkswagen.
